El partido gobernante en Corea del Sur anunció su oposición al proceso de destitución contra el presidente Yoon Suk Yeol tras su breve imposición de una ley marcial, por la que está siendo investigado por "insurrección".
La medida inédita desde la instauración de la democracia en el país asiático en 1987 duró apenas unas horas, hasta que el Parlamento votó en su contra, pero provocó una tormenta política que amenaza el futuro del impopular mandatario conservador.
En el alambre político, Yoon también es objeto de una investigación de la policía a raíz de la denuncia presentada por la oposición por "insurrección", un delito que trasciende la inmunidad presidencial y puede castigarse hasta con cadena perpetua o pena de muerte.
La maniobra de Yoon generó estupor entre los aliados de Seúl e indignación entre la población y las filas opositoras, que presentaron rápidamente una moción de destitución acusándolo de "vulnerar gravemente la Constitución y la ley".