El tomar decisiones en nuestra vida de forma apresurada y sin medir las consecuencias puede convertirse en un verdadero “dolor de cabeza”, así lo explicó Carolina Luis, coordinadora de Cuidado Integral del Instituto Politécnico Loyola (IPL), al ser entrevistada el miércoles 16 noviembre en el programa Loyola Es Familia de nuestra emisora Magis 98.3 FM.

Luis expresó que a pesar de que muchas personas viven de forma habitual “tomando decisiones a la carrera”, este no es un comportamiento adecuado, ya que lo decidido en el presente puede tener serias implicaciones a mediano y largo plazo.

Consideró que decisiones como elegir la carrera a estudiar, cambiar de centro educativo, de empleo, en el ámbito de pareja, o emprender un proyecto personal, no deben ser tomadas a la ligera ni verse influenciadas por las opiniones de terceros, que, aunque actúen con buena fe, podrían llevarnos a escoger cosas inadecuadas para nosotros.

La especialista resaltó que, a la hora de decidir algo, se debe estar con la cabeza fría, no en un momento en que podamos sentirnos vulnerables, ya que una decisión guiada por el estado de ánimo carece, en la generalidad de los casos, de razonabilidad, “cuando estamos sumergidos en la tristeza, el enojo o la euforia, no vemos con claridad las cosas y eso nos lleva fácilmente a equivocarnos”. 

Asimismo, subrayó que las decisiones que tomamos no solo nos afectan a nosotros, sino también a las personas que están a nuestro alrededor, y llamó la atención de los padres para que desde la infancia trabajen con sus pequeños para enseñarlos a tener una visión clara y objetiva de la vida, a que aprendan a tomar sus decisiones de forma responsable y a luchar por lo que quieren, siempre y cuando eso les favorezca.

Finalmente recomendó, tanto a padres como a hijos, tener cuidado con la cantidad de opciones a elegir que se le presenten, sabiendo escoger la que vaya acorde con sus criterios, así como acostumbrarse a evaluar siempre los resultados de cada decisión.