Santo Domingo
"Enojarse es fácil, pero enojarse en la magnitud adecuada, con la persona adecuada, en el momento adecuado eso es cosa de sabios". Aristóteles. El postulado de este filósofo griego ilustra lo que hoy en día podemos identificar como la conocida inteligencia emocional, término insertado a la sicología por el reconocido Daniel Coleman en su libro titulado con el mismo nombre.
Si definimos la palabra emoción desde el punto de vista etimológico, el término viene del latín emotio, que significa movimiento o impulso, aquello que te mueve hacia...
En la sicología, las emociones podrían definirse como respuestas sicológicas y físicas que experimenta el ser humano ante diferentes estímulos externos y, en ocaciones, internos. Por ejemplo, los recuerdos. Un individuo ante una emoción significativa no solo la expresa a través de las palabras, sino también mediante el lenguaje no verbal (los gestos).
Las emociones también pueden provocar respuestas fisiológicas, como aumento del ritmo cardíaco y la respiración, mayor cantidad de secreciones, como sudoración excesiva, por ejemplo, entre otras manifestaciones.
En los últimos años hemos escuchado con frecuencia hablar de la inteligencia emocional, teoría que plantea la educación de nuestras respuestas emocionales, el manejo adecuado de las emociones y la búsqueda de un equilibrio entre la razón y la emoción, a fin de lograr finalmente respuestas controladas. Esta teoría propone la empatía como medio a través del cual debemos aprender a colocarnos en el lugar de los demás para lograr una mejor comprencion de las emociones o sentimientos que experimenta la otra persona y así poder mejorar nuestros niveles de sociabilización y comprensión del sentir de nuestros semejantes.
La pérdida de control de las emociones y la dificultad para crear empatía pueden desencadenar reacciones que pueden causar mucho daño, no solo a nosotros mismos, sino también afectar el sistema emocional de otros.
Entre las emociones que mayormente desarrollamos desde el nacimiento, están el miedo, la ira, el amor, la alegría, la sorpresa, y la tristeza.
Las emociones tienen una función adaptativa necesaria en el individuo para lidiar con las circunstancias que se presentan en su entorno. Cada individuo posee lo que podríamos denominar como un código emocional diferente, el cual irá conformándose acorde con sus creencias, valores y percepción que tenga de la realidad, muchas veces en función de su crianza y el medio ambiente en el cual se desarrolló, y donde se validaron sus respuestas y sus emociones.
El conocimiento de la educación emocional es fundamental para padres y maestros y todos aquellos que tienen a su cargo la formación de niños y adolescentes. Es necesario romper algunos paradigmas relativos al género y la expresión sana de las emociones, a fin de crear un equilibrio tanto en niños como niñas en la manifestación de las mismas. De nada vale lograr un coeficiente académico superior cuando va acompañado del analfabetismo emocional.
Es importante destacar que sentir emociones es de humanos, y no hay nada negativo en experimentarlas, lo que realmente marca la diferencia y puede convertir una emoción en un evento catastrófico es la forma en cómo la expresamos.
Bajo un estado de pura emoción, un individuo puede tomar decisiones de las cuales puede arrepentirse posteriormente. Por ello no se debe apresurar la toma de decisiones permanentes ante emociones temporales. Cuando se está bajo estados emocionales de mucha intensidad, lo más recomendable es esperar a filtrar la emoción a través de la razón antes de tomar cualquier decisión. Ahora la decisión debe ser: ¡vivir la Navidad!
Fuente:listindiario.com