Berlín, 16 dic (EFE).- El Gobierno alemán volvió hoy a criticar las marchas con tintes islamófobos que se suceden cada semana en el país, y el ministro de Justicia, Heiko Maas, tachó de "miserable y vergonzoso" que alguien pueda manifestarse contra los refugiados esgrimiendo los valores cristianos de Occidente.
Atacó así directamente al movimiento Patriotas Europeos contra la Islamización de Occidente (Pegida), que desde octubre convoca cada lunes una manifestación en Dresde (este del país) y que ayer logró reunir en las calles de la ciudad a alrededor de 15.000 personas.
En un acto organizado en Berlín por la Oficina Federal para la Formación Política bajo el título "Libertad de opinión y difamación", Maas advirtió de que no comprende bajo ningún concepto a los instigadores de este movimiento, pero tampoco a "quienes se dejan seducir" por ellos.
En el mismo acto, el ministro de Interior, Thomas de Maizière, también marcó distancias con Pegida, a pesar de que consideró legítimo que los ciudadanos se planteen dudas ante el creciente número de refugiados que recibe Alemania -se superarán las 200.000 solicitudes este año-.
De Maizière, compañero de filas de la Unión Cristianodemócrata de la canciller Angela Merkel, quiso sin embargo dejar claro que no hay ningún riesgo de islamización del país y rechazó que el racismo o la xenofobia puedan tener un lugar en el debate público.
Las multitudinarias manifestaciones de los lunes de Pegida están marcando la agenda política en un país que creía haber arrinconado a los movimientos de ultraderecha, que apenas llegaban a convocar a unos centenares de personas cuando organizaban concentraciones contra la ley de asilo o la acogida de refugiados.
Pegida -como otros grupos existentes en otras ciudades alemanas, aunque con muchos menos seguidores- intenta desligarse de la estética de la ultraderecha tradicional aunque comparte una de sus esencias, el rechazo al extranjero, y esgrime en todos sus actos la bandera alemana como símbolo frente a la creciente llegada de inmigrantes.
En sus proclamas aseguran que no se oponen a la acogida de refugiados perseguidos por motivos políticos o religiosos, pero apuestan por restringir la inmigración económica y por rechazar a los musulmanes que no se integren en el país.
"Pegida defiende el mantenimiento y la protección de nuestra cultura occidental judeocristiana", subrayan en el manifiesto con el que se presentan en internet.
Frente a los 15.000 manifestantes que ayer respondieron al llamamiento de este movimiento en Dresde, alrededor de 6.500 ciudadanos se sumaron en la misma ciudad a la marcha convocada en su contra y en favor de una sociedad abierta y multicultural, un desequilibrio que no se había registrado en las pasadas semanas.
"No se puede dejar las calles en manos de racistas y xenófobos", recalcó el ministro alemán de Justicia para elogiar a los ciudadanos que participan en las contramanifestaciones. EFE