El incidente ocurrido la semana pasada en el que un grupo de pescadores haitianos atacó con arpones una ballena jorobada en la bahía de Fort-Liberté, al noreste de Haití y próximo a la bahía de Manzanillo, en el noroeste dominicano, es un caso de cacería "de oportunidad" y no un acto relacionado a la práctica de caza de ballenas jorobadas como tal.
La explicación la ofreció ayer a LISTÍN DIARIO Peter Sánchez, biólogo marino experto en ballenas, y administrador, hasta el pasado mes de noviembre, del Santuario de Mamíferos Marinos del Banco de la Plata, Banco de la Navidad y Bahía de Samaná.
Sánchez señala que cuando fue avistada por primera vez, en las aguas de la bahía de Manzanillo, la ballena ya estaba muy enferma.
"Esa cacería se puede considerar 'oportunística'. De estar completamente en salud, las personas que se lanzaron a su caza no hubieran tenido oportunidad de controlar a un animal de tal tamaño y mucho menos con esas herramientas artesanales", dice.
Sin embargo, Sánchez sostiene que anteriormente habían recibido reportes de caza de cetáceos en Haití, en la zona de la isla de Gonâve, también considerados 'de oportunidad' y de animales pequeños como ballenas piloto.
El cetáceo enfermo atacado por los pescadores murió el pasado martes en aguas de la bahía de Caracol, varios kilómetros al oeste de Fort-Liberté y, según advierte Sánchez, comer su carne podría ser sumamente peligroso.
Reacción del Ministerio
Ayer, durante el lanzamiento de la temporada de observación de ballenas jorobadas 2015, el ministro de Medio Ambiente calificó el suceso en la costa haitiana como desproporcionado y alertó sobre la necesidad de que exista una protección internacional más amplia para esta especie. "No podemos justificar, ni siquiera darle un calificativo a este tipo de acción. Es una acción totalmente desproporcionada", dijo Bautista Rojas Gómez.
Agregó que de la misma manera que República Dominicana no acepta la caza de ballenas por parte de los japoneses, tampoco la aceptará por parte del hermano pueblo de Haití.
Aunque el Ministerio no ha hecho contacto con las autoridades haitianas para tratar el incidente, Rojas Gómez instó a las autoridades turísticas de Haití a que aprovechen -así como lo hace RD- la visita de las ballenas jorobadas a sus aguas para sacarle provecho como turismo de avistamiento. En Samaná, en tanto, el tema de la ballena enferma y atacada no ha causado ningún impacto.
Kim Beddall, pionera en las excursiones de observación, en conversación con LD aseguró que lo sucedido no afecta el turismo de ballenas y que los barcos están listos para salir hoy al encuentro de las Megaptera novaeangliae que cada año llegan a estas cálidas aguas para reproducirse y aparearse.
"Hay mucho entusiasmo y movimiento. La ciudad se está llenando de gente y mañana (hoy) mismo comenzamos a salir al mar, que ya está muy tranquilo luego de varias se semanas un poco picado", expresó Kim.
¿Qué pasó en realidad?
El pasado 9 de enero, comenta Peter Sánchez, el Grupo Jaragua hizo público el video de una ballena jorobada avistada en la bahía de Manzanillo, en Montecristi, por personas del lugar.
"Cuando analizamos el video nos dimos cuenta de que la ballena se encontraba en un precario estado de salud, con bajo peso y abundancia de ciámidos o piojos de ballena -probablemente por la escasa movilidad del animal-, algo común en animales enfermos".
El día 10, sigue Sánchez, una persona denunció desde Haití ante la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica (NOAA, en inglés) que en Fort-Liberté estaban acosando y arponeando una ballena jorobada.
"La NOAA contactó en Puerto Rico al Proyecto de Estadística Pesquera Recreativa y ellos me contactaron a mí y me dieron la noticia. Esperamos la confirmación mediante fotos y lo hicimos público para ver qué ayuda se podía conseguir, pero toda la reacción llegó muy tarde, para el día 11".
Sánchez afirma que no hubo respuesta oficial de las autoridades haitianas. "Solo una organización no gubernamental, la Fundación para la Protección de la Biodiversidad Marina (Fo- ProBIM), de Haití, realizó un intento por rescatar el animal pero era muy tarde: ya estaba condenado".
El 11 de enero, el Centro de Conservación De Manatíes de Puerto Rico publicó que, según información suministrada por el acuario Clearwater Marine de La Florida, pescadores haitianos habían acosado y arponeado una ballena jorobada en las aguas de Fort-Liberté. El centro informó que las fotografías tomadas al animal mostraban que este podría padecer de una infección por ectoparásitos.
Como luego publicara FoPro- BiM, la ballena apareció varada días después varios kilómetros al oeste, en la bahía de Caracol, donde intentaron salvarla llevándola nuevamente a mar abierto.
Pese al esfuerzo, la bajamar impidió el arrastre y la ballena, ya debilitada, murió.
De acuerdo con Sánchez, en el plano internacional el asunto tocó "teclas sensibles relacionadas con la conservación de los cetáceos en Haití".
SOBRE EL TURISMO DE BALLENAS EN
AL Entre 35,000 y 40,000 turistas llegan cada año hasta la bahía de Samaná y sus alrededores para observar a las ballenas jorobadas. Este año, según informó el Ministerio de Medio Ambiente, se esperan alrededor de 60,000 visitantes.
De acuerdo con datos publicados por los 75 operadores turísticos de avistamiento de ballenas de América Latina y el Caribe, la observación de ballenas en Latinoamérica registra más de 1.4 millones de observadores y genera más de 278 millones de dólares.
En el 2013, una delegación de San Vicente y Las Granadinas (SVG), único país del Caribe donde está permitida la caza de ballenas, visitó República Dominicana con el objetivo de aprender sobre los programas de conservación y avistamiento que se implementan en el país.
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