Martes, 03 Febrero 2015 04:34

El consumo de fármacos contra el colesterol se dispara en diez años

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REDACCIÓN INTERNACIONAL.- Tomar una estatina, la pastilla para reducir el colesterol, se ha convertido en algo tan corriente como tragarse un paracetamol cuando nos duele la cabeza. Muchos españoles la toman a diario para reducir su riesgo cardiovascular.

En los últimos diez años el consumo de estos medicamentos se ha disparado hasta crecer un 442%, según datos de la Agencia Española de Medicamentos.

El aumento se puede entender si atendemos a las cifras de obesidad de nuestro país, que han crecido entre el 2 y el 3%, y al gusto por una comida rápida de alto contenido calórico y más insana, en detrimento de frutas y verduras. O puede que los médicos estén abusando de estos fármacos, como opina la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) que acaba de elaborar una encuesta sobre el uso de estatinas.

Desde su punto de vista, nada justifica esta escalada del consumo, salvo que a muchos españoles «se les está medicando sin necesidad» pese a los efectos secundarios que conllevan estos medicamentos. La organización de consumidores incluso asegura que «se ha sobredimensionado el impacto del colesterol» e insinúa que el consumo se ha disparado gracias a una «campaña mercantil hábilmente orquestada».

Enfermos de riesgo sin tratar

El informe de la OCU no ha caído muy bien entre los cardiólogos. «En nuestro país el verdadero problema con las estatinas no es la sobremedicación sino todo lo contrario, la inframedicación. Hay muchos enfermos de riesgo que deberían estar tomando estatinas para reducir su riesgo cardiovascular y no las están tomando. Eso es lo que a mí me preocupa como cardiólogo», argumenta José Ramón González-Juanatey, presidente de la Sociedad Española de Cardiología.

González Juanatey no entiende este «ataque» a un medicamento «muy seguro y barato» que lleva años salvando vidas. «Si la esperanza de vida de los españoles ha crecido seis años en los últimos 30, cuatro de esos años se deben atribuir al avance en el tratamiento de las enfermedades cardiovasculares y el 23% solo por el uso de fármacos para reducir el colesterol. Es el grupo de medicamentos que en los últimos años más ha beneficiado a los enfermos cardiacos», explica.

Aliadas del corazón

Desde los años 90, las estatinas son las mejores aliadas del corazón y también del cerebro. Estos medicamentos no solo reducen el colesterol dañino y aumentan los niveles del HDL, el colesterol «protector». También reducen el riesgo global de mortalidad por enfermedad cardiovascular, la necesidad de intervenciones coronarias, el peligro de infarto, de padecer arritmias y de sufrir un tromboembolismo cerebral.

Este efecto múltiple lo consigue al reducir la placa de ateroma, estimular la liberación de óxido nítrico y relajar los vasos sanguíneos, lo que estimula la formación de nuevos vasos y previene la formación de coágulos. Además se sabe que su acción antinflamatoria es más eficaz que la propia reducción del colesterol. Nunca pensaron Goldstein y Brown, cuando en 1985 recibieron el premio nobel, que su hallazgo se convertiría en uno de los medicamentos más prometedores del siglo XX.

Antonio Ignacio Fernández Ortiz, investigador del Centro Nacional de Investigaciones Cardiovasculares (CNIC) y cardiólogo considera «desafortunada» la interpretación de la OCU. «Su informe puede hacer mucho daño. De todos los factores de riesgo cardiovascular, el colesterol es el que tiene más impacto. Reduciéndolo se consigue bajar más la posibilidad de sufrir un problema cardiovascular, más que actuando sobre el tabaco o la hipertensión. No hay duda que el colesterol, cuanto más bajo mejor».

Dieta y ejercicio

La OCU propone que el exceso de colesterol se enfoque con tratamientos alternativos a la medicación, «en lugar de recetar como la única opción posible». Destaca que solo el 2 por ciento de los participantes en su estudio hayan optado por intentar bajar las cifras del colesterol «malo» cambiando su estilo de vida, es decir con dieta y ejercicio.

En este punto sí coinciden los médicos. «Es cierto que tenemos poco tiempo en las consultas y se tarda menos y es más efectivo recetar un medicamento que aconsejar cambios en el estilo de vida.Pero muchas veces son los propios pacientes los que prefieren la pastilla para no cambiar sus hábitos», apunta Fernando Lago, de la Sociedad Española de Medicina Familiar y Comunitaria (Semfyc).

No hay opción para enfermos de riesgo

Dejar de fumar, hacer ejercicio diario y no tomar grasas dañinas consigue reducir el riesgo cardiovascular global. Sin embargo, no siempre funciona. «Puede ser una opción para los pacientes con un riesgo moderado; pero los de alto riesgo (personas que ya han sufrido un infarto, tienen diabetes, hipertensión) nunca conseguirán bajar el colesterol a los niveles necesarios sin tratamiento farmacológico», apunta González Juanatey.

Fuente: ABC.es

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