El suspenso ha concluido y la victoria tiene nombre: Birdman. El filme se hizo con el triunfo en la 87ª edición de los Oscar consiguiendo cuatro estatuillas, tres de ellas para el mexicano Alejandro González Iñárritu que logró para su comedia el premio a mejor película, mejor director y mejor guion original. La cinta también obtuvo el Oscar al mejor director de fotografía para el mexicano Emmanuel Lubezki, quien ganó por segunda vez consecutiva en el mismo renglón.
Entre los actores no hubo sorpresa alguna. Eddie Redmayne consiguió el Oscar por La teoría del todo y Julianne Moore hizo lo propio con el Oscar a mejor actriz por Siempre Alice. Redmayne se denominó "el custodio del Oscar" y avisó a su esposa de que "venía alguien a compartir su apartamento". Julianne también optó por el humor cuando agradeció a la Academia los "cinco años más de vida" que según un artículo disfrutan todos los ganadores del Oscar. La actriz ha aprovechado su victoria para compartir un secreto: el primero que le dijo que iba a ganar un Oscar por Siempre Alice fue su marido cuando vio la película a su lado en la primera proyección.
Patricia Arquette cambió su bolso de mano por sus gafas y su discurso cuando subió al escenario a su cita con la estatuilla como mejor actriz secundaria por Boyhood. Un premio esperado seguido de una aburrida lista de agradecimientos pero que acabó poniendo en pie a la sala cuando Arquette pidió "la igualdad para todas las mujeres". Su discurso estuvo anticipado en la alfombra roja por la campaña AskHerMore donde numerosas actrices como la candidata a mejor actriz Reese Witherspoon apoyaron la iniciativa que critica el continuado asalto a las actrices con preguntas que se limitan a conocer la procedencia de su vestido. "Igual significa igual y las mujeres no tenemos los mismos derechos", insistió Arquette solicitando una reforma de la constitución en EE UU a favor de la igualdad laboral de la mujer.
La victoria de J. K. Simmons como mejor actor secundario por Whiplash también estaba prevista en todas las quinielas. Hablando con la prensa y visiblemente cansado tras una larga temporada de premios donde se los ha llevado todos, Simmons echó de menos esos tiempos en los que tenía menos trabajo "pero podía dormir más". "Claro que esto es la guinda en el postre", añadió con la estatuilla en la mano.
El gran hotel Budapest dominó en número desde el arranque de la ceremonia, llevándose todos esos premios técnicos que defendía el filme de Wes Anderson, desde vestuario a maquillaje, pasando por diseño de producción. También sumó a sus victorias la de mejor banda sonora para Alexandre Desplat consiguiendo de este modo un total de cuatro Oscar, los mismos que Birdman pero sin lograr ninguno de los premios así llamados “gordos”. Whiplash obtuvo un total de tres premios, sumando al de Simmons el de mejor montaje y mejor mezcla sonora. Y El francotirador ganó un único Oscar como mejor montaje de sonido.
En su caso, Ida obtuvo la victoria como mejor película en lengua no inglesa, una victoria prevista pero que llegó por sorpresa, saltándose el orden de la ceremonia que marcaba el programa de mano de la velada. Y al igual que pasó con las nominaciones, la mayor sorpresa en los Oscar llegó en la categoría de animación. Hace dos meses y contra todo pronóstico, La Lego película no llegó a ser candidata. Ahora le tocó al muñeco inflable de Big Hero 6 quitarle la que parecía una victoria segura de Cómo entrenar a tu dragón 2.
Si hubo una victoria que emocionó a la sala fue la de mejor canciónpor el tema Glory de la película Selma. La interpretación del tema por John Legend y Common puso al teatro Dolby en pie, lo mismo que sus palabras una vez conseguida la estatuilla, que saltaron las lágrimas del público al recordarles que viven en el país “con más gente encarcelada del mundo”. Lo mismo ocurrió con el discurso de Graham Moore al obtener el Oscar como mejor guión adaptado porThe imitation game y dedicárselo a aquellos que como él o como Alan Turing alguna vez se sintieron “extraños, diferentes o que no pertenecían” por culpa de su orientación sexual.
La presidenta de la Academia, Cheryl Boone Isaacs, defendió desde ese mismo escenario la libertad de expresión y la victoria deCitizenfour como mejor documental volvió a darle un tinte político a la velada. Pero la música y la magia de las imágenes dominaron un espectáculo donde Neil Patrick Harris quiso mantener un tono ágil y cómico sin llegar a conseguirlo. Hasta Lady Gaga se volvió Disney con su versión tradicional “a lo Julie Andrews” de Sonrisas y lágrimas. Pero la magia no pudo borrar la lluvia de Los Angeles. Ese fue el verdadero milagro de estos Oscar por lo demás predecibles: conseguir una deseada lluvia en una de las peores sequías en la historia de California. Rosamund Pike supo resumir la ironía al llegar como candidata por Perdida a una alfombra roja repleta de estrellas pero cubierta por una pérgola para protegerla de las inclemencias del tiempo. “Toda mi vida he visto los Oscar bajo el sol californiano y hoy que estoy aquí, llueve”.