Tres de la mañana, noche cerrada. Como un rayo, estalló la tragedia.
Leidi Yasmin Alcaraz Flores, de 22 años, estaba durmiendo en su casa del pueblo de La Liboriana, cuando la despertó su madre.
"Llegó mi mamá diciendo que saliéramos ligero, que bajaba una avalancha".
El alud, causado por fuertes lluvias, arrastró barro, rocas y árboles, destruyó casas en varias poblaciones del municipio de Salgar, en el departamento de Antioquia, en el oeste de Colombia.
"Yo me tiré de la cama como estaba, tomé a mis hijos (una bebé de casi dos años y un varón que está por cumplir cinco) y los saqué para afuera", le dijo Alcaraz Flores a BBC Mundo en conversación telefónica.
Cuando la avalancha golpeó la casa, se cortó la luz eléctrica.
A tientas, salieron hacia una zona alta y se quedaron esperando el amanecer.
El río creció 15 o 20 veces más de su cauce natural
"Cuando ya aclaró vimos ese desastre tan horrible".
"Parece que esto fuera un desierto, no quedó nada".
"Esto por acá es un caos total, la gente buscando muertos, el pueblo está destrozado".
Arrastrados a varios kilómetros
Los ocho habitantes de la casa de Leidi Yasmin Alcaraz Flores lograron escapar a la tragedia.
Muchos otros fueron atrapados por el deslave y el desbordamiento del río La Liboriana, que recorre el municipio de Salgar de este a oeste.
Parece que esto fuera un desierto, no quedó nada
"El río creció 15 o 20 veces más de su cauce natural", dijo César Augusto García, personero (defensor del pueblo) del municipio de Salgar, quien habló por teléfono con BBC Mundo.
"Se han tenido crecientes del río (en el pasado), pero jamás de esta magnitud".
Hasta el momento de publicación de esta nota las cifras oficiales daban cuenta de cerca de 80 muertos y 40 heridos; y un total de más de 300 personas damnificadas.
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El martes los equipos de rescate continuaban sacando cuerpos de la zona afectada y a muchos kilómetros de distancia.
El río La Liboriana los fue arrastrando hacia su desembocadura el río Barroso, que a su vez desemboca en el río San Juan y éste en el río Cauca.
"Quedaron repartidos en una longitud de 40 kilómetros", le dijo por teléfono a BBC Mundo el capitán Mario Uribe, delegado de la Dirección Nacional de Bomberos en Salgar, una de las personas que lidera los equipos de rescate.
"Inclusive, entre más pasan las horas, más se van extendiendo".
Uribe le dijo a BBC Mundo que han recuperado cuerpos en Santa Fe de Antioquia, a más de 60 kilómetros en línea recta, hacia el norte, de La Margarita.
"Y tenemos por confirmar dos en Sabanalarga (a más de 100km)", agregó.
En los 20 años que lleva el cuerpo de bomberos, Uribe asegura que nunca tuvo que atender una catástrofe de tan grandes proporciones.
"No hay para dónde correr"
Además de los fallecidos y heridos, hay un número indeterminado de desaparecidos.
"Especulamos con que hay unas cien personas desaparecidas, pero hasta el momento no se sabe", dijo el personero García.
Entre quienes aun no aparecen están una hermana del marido de la mamá de Alcaraz Flores y la hija de esa mujer.
Alcaraz Flores y su familia las buscan intensamente.
También están preocupados por dónde van a vivir.
Su casa no fue destruida pero quedó en zona de riesgo.
En un primer momento, el lunes, se dirigieron a un campamento en una zona alejada del río.
"Allá comimos, pero esta madrugada (del martes) nos tocó venirnos para la casa".
Dijo que no tuvieron alternativa.
"Es que no hay para donde correr".
"El pueblo de Salgar quedó destrozado, La Margarita (la población más afectada) quedó como un cementerio".
"Impotencia"
"La mitad del corregimiento La Margarita quedó desaparecido", confirmó el personero César Augusto García.
Cuando visitó el lugar el lunes vio una "devastación total", vio al corregimiento totalmente cambiado, donde debía haber casas había lodo y piedras.
Esto por acá es un caos total, la gente buscando muertos, el pueblo está destrozado
Lo más duro, dijo, fue el encuentro con los habitantes.
"Había personas desconsoladas, llorando, buscando a sus seres queridos".
García dijo que sintió "impotencia" por no poder hacer suficiente.
Bolsitas de agua
Como en toda la zona, en la casa de Leidi Yasmin Alcaraz Flores no hay agua potable.
"Ahora nos entregaron unas bolsitas (de agua)", contó.
Además, los servicios de emergencia enviaron unos 25 carrotanques para proveer agua a la zona.
Alcaraz Flores contó que las autoridades "nos dieron mercadito (alimentos), pañales para mi bebé".
La Unidad Nacional para la Gestión del Riesgo de Desastres (UNGRD) distribuyó 500 kits de ayuda humanitaria, que incluyen alimentos y otros artículos de primera necesidad.
Luego de conversar con BBC Mundo, la mujer tenía pensado dirigirse a la cabecera municipal, porque "allí están inscribiendo a la gente damnificada como para vivienda".
Quiere ver si puede ser beneficiaria de las ayudas para la reconstrucción que el lunes anunció el presidente Juan Manuel Santos al visitar Salgar.
Su casa no fue destruida, pero como está en zona de riesgo, dice, "a uno le da miedo vivir allá".
Mientras tanto, se resigna: "En mi casa nos va a tocar quedarnos a la voluntad de Dios".
Café
Como muchos en Salgar, la familia de Leidi Yasmin Alcaraz Flores se dedica al cultivo de café.
Pero por ahora no podrán volver a trabajar.
Los cultivos no fueron afectados, pero el puente por el que cruzaban a los cafetales fue arrasado por el alud.
De todos modos, las prioridades están puestas ahora en lo más urgente, una inmediatez desesperada e incierta.