SANTO DOMINGO.-"La gran cantidad de algas pardas o marrones (Sargassum) es tan abrumadora en las playas, que podríamos decir que el país se encuentra en una situación de emergencia, que amerita la rápida intervención del presidente Danilo Medina y de otras autoridades, porque hay que tomar decisiones importantes".
Así lo entiende César Antonio Vargas, director ejecutivo del Instituto del Derecho Ambiental de la República Dominicana (IDARD), y coordinador nacional del programa de certificación internacional de playas Bandera Azul, quien manifestó su preocupación por la situación que impera en el país.
Reveló que la cantidad de algas pardas que han llegado a las playas, especialmente las de Bávaro, es tan abrumadora que, a diario, los hoteleros extraen unas 20 toneladas.
"El llamado es que realmente el Presidente de la República (Danilo Medina) y las principales autoridades del país se involucren, porque aquí hay que tomar decisiones importantes por la magnitud del problema y por el impacto al turismo y a la biodiversidad costero y marina", recalcó.
Manifestó que hay que adoptar decisiones fuertes y consideró que también las autoridades, a través del Ministerio de Agricultura, junto a empresarios y representantes de la sociedad civil, deberían evaluar la posibilidad de aprovechamiento de la problemática, para determinar el uso que podría tener el sargazo.
Consideró que las pautas emitidas recientemente por el Ministerio de Medio Ambiente y Recursos Naturales no son suficientes, y que debido a que la cantidad de algas recibidas en la zona es tan "abrumadora", los hoteleros se han visto precisados a usar palas mecánicas para poder moverlas, aunque está prohibido. "El protocolo no es suficiente, no va a responder a la magnitud y dimensión de este problema", reflexionó.
Recordó que el uso de maquinarias mecánicas pesadas, como retroexcavadoras, palas o equipos motorizados afectará a las playas, porque contribuye a sacar una gran cantidad de arena, y ya éstas en su mayoría están sufriendo desde hace muchos años erosiones.
Vargas afirmó que esas máquinas no solo pueden contaminar la arena, sino que también la compactan y dificultan el uso del ecosistema de la playa.
Dijo que al sobrevolar en helicóptero se pueden observar manchas gigantes de varios kilómetros de las algas que se aproximan a las playas, lo que indica que el problema seguirá ocurriendo durante más tiempo.
Lamentó que la situación haya comenzado a generar problemas al turismo, porque es prácticamente imposible nadar en las zonas afectadas, e incluso algunas tortugas a veces terminan ahogadas por la gran cantidad de sargazo. Reveló que los turistas y tours operadores se han quejado y amenazado con cambiar de destino.
En vista de esto, dijo que los hoteleros han comenzado a evaluar posibles soluciones y que existen grupos empresariales que implementan planes pilotos en ese sentido.
Manifestó que preocupados por la problemática que les afecta, los empresarios están buscando retener el sargazo antes de que llegue a las playas, colocando mayas u otros sistemas de contención. Pese a la preocupación, aseguró que el problema de las algas en las playas dominicanas no afectará la certificación Bandera Azul que tienen algunas.
Un plan piloto
En tanto que Carlos Silié, gerente general de Consultores Ambientales y de Proyectos (Capsa), reveló que junto a la empresa Desmi desarrolla un plan piloto para detener la expansión del sargazo, en coordinación con un grupo hotelero.
Se trata de un proyecto que contará con una inversión inicial de unos 200 mil dólares, en adquisición de equipos por parte del reconocido grupo empresarial, que contará con la asistencia técnica de Capsa y Desmi. Esta última empresa es representada por el ecuatoriano Rolando Chávez, gerente general para América Latina.
Silié explicó a DL que proyectos iguales se están implementando de forma exitosa en Cuba y México, desde enero y febrero de este año, respectivamente.
Precisó que el promedio de efectividad es de entre un 80 y un 85 por ciento.
Detalló que consiste en un sistema que maneja la corriente marina, el oleaje, la velocidad del viento y a través de una barrera "amigable" para el medio ambiente se evita que el sargazo llegue a unos 500 metros de la playa. El sargazo es desviado hasta un "punto muerto" de la playa donde se descarga, de unos 5 o 7 metros.
Precisó que el proyecto podría iniciar en unas cuatro semanas, cuando lleguen los equipos adquiridos en el exterior. Entre éstos se encuentra uno que sirve para la recuperación mecánica del sargazo al retirarlo triturado, evitando que arrastre la arena.
Afirmó que ese producto se puede depositar en un volteo, camión o cama para usarlo posteriormente como biomasa.