Los gigantes de Internet han dado este martes un paso adelante para luchar contra la radicalización en la Red. Twitter, Facebook, Google, YouTube y Microsoft han firmado un código de conducta con la Comisión Europea en el que se comprometen a eliminar los mensajes que inciten al odio en menos de 24 horas desde que se detecte su publicación. Las empresas también se han comprometido a formar a sus trabajadores para que se examine el contenido de forma "rápida y eficaz".
El acuerdo afecta, de momento, a los mensajes en Europa; pero, compañías como Facebook o Twitter han especificado que los estándares que mantienen y que ya utilizaban antes de firmar este código de conducta para detectar y borrar los mensajes que inciten al odio son globales y conciernen a todos los países. En el caso de Google, la empresa ha detallado a EL PAÍS que ya tienen "desde hace tiempo" normas internacionales de su comunidad para retirar contenido terrorista o que incite a ello. "También finalizamos una cuenta cuando tenemos pruebas de que el usuario que la ha creado es de una Foreign Terrorist Organization (FTO, Organización Terrorista Extranjera, en su traducción al castellano)", ha añadido la firma en relación a su código global.
En los últimos meses, en especial desde el atentado en Bruselas el 22 de marzo, se ha extendido la tendencia de utilizar las redes sociales e Internet tanto para propagar mensajes racistas y xenófobos como para captar difundir propaganda terrorista, en especial del ISIS (Estado Islámico, en sus siglas en inglés), asegura la Comisión.
"Los recientes atentados terroristas nos han recordado la urgente necesidad de hacer frente a la incitación ilegal al odio en Internet. Por desgracia, las redes sociales son uno de los instrumentos que los grupos terroristas utilizan para radicalizar a la gente joven y los racistas para difundir la violencia y el odio", ha sostenido la comisaria europea de Justicia, Vĕra Jourová.
El proceso funcionará a partir de un sistema de notificaciones, en el que cualquier usuario puede advertir sobre este tipo de contenido. Sobre qué entiende la Comisión Europea como mensajes que inciten al odio, ésta ha detallado que se refiere a las manifestaciones públicas de violencia u odio dirigidas contra un grupo o un miembro por motivos de raza, color, religión, ascendencia o étnico. A partir de esta premisa, el contenido online se consideraría ilícito y tendría que bloquearse.
La distinción entre estos mensajes y aquellos que "ofendan, desconcierten o molesten al Estado o a cualquier sector de la población" ha sido establecida por el Tribunal Europeo de los Derechos Humanos para preservar estos últimos y distinguirlos así de los que incitan al odio.
No afectará a la libertad de expresión
Los gigantes tecnológicos lo han dejado claro: esta medida no afectará a la libertad de expresión de sus usuarios. "Mantenemos nuestro compromiso de permitir que continúe el flujo de tuits. Sin embargo, existe una clara distinción entre la libertad de expresión y las conductas que incitan a la violencia y al odio", ha apuntado Karen White, jefa de Política Pública para Europa de Twitter.
Por su parte, Facebook, por boca de Monika Bicker, jefa de Gestión de Política Global, ha asegurado que está trabajando "duramente para encontrar un equilibrio entre ofrecer a las personas el poder de expresarse y garantizar al mismo tiempo un entorno respetuoso". Esta red social también ha animado a los usuarios a utilizar los instrumentos de notificación puestos a su disposición si encuentran contenidos que inciten al odio.
Lie Junius, director de Política Pública y Relaciones con los Gobiernos de Google, ha asegurado que esta compañía y YouTube ya cuentan "con sistemas eficientes para examinar las notificaciones válidas en menos de 24 horas y retirar los contenidos ilegales". Microsoft, por su parte, ha señalado que ya tienen en marcha "medidas adicionales para prohibir de manera específica la publicación de contenidos terroristas". Una de ellas es la manera específica de denunciar un vídeo con la etiqueta de "promueve el terrorismo".
Fuente: El País