Nueva York.-En su discurso anual de Año Nuevo, el vicepresidente y corresponsable ejecutivo de Samsung, Kwon Oh-hyun, animó a sus empleados a aprender de sus costosos fracasos, en un momento en que el gigante de la electrónica intenta recuperarse de la dañina debacle de 2016 en torno al teléfono inteligente Note 7.
Una advertencia
“No deberíamos pasar por alto ni el más pequeño de los problemas en la calidad del producto”, declaró Kwon en la sede de la empresa en Suwon, Corea del Sur. “Recuperemos nuestro orgullo al mejorar los procesos de fabricación y las inspecciones de seguridad”.
La tendencia del Note 7 a incendiarse provocó una retirada mundial de artículos y el producto estrella fue finalmente desechado. El fiasco le ha costado al principal fabricante de teléfonos inteligentes del mundo más de US$ 6000 millones y ha llevado los beneficios en su negocio de móviles a un récord a la baja en el tercer trimestre.
La empresa se ha visto también involucrada en alegaciones que están siendo investigadas por los fiscales surcoreanos, de que la fusión de sus dos afiliadas en 2015 podría haber recibido un tratamiento de favor por parte del gobierno.
Mientras Samsung ha estado combatiendo este tipo de desafíos, sus rivales se han centrado y han invertido en tecnologías claves para el futuro, como la inteligencia artificial o los grandes datos, agregó Kwon, quien pidió a sus empleados que ayuden a que la Compañía extienda su liderazgo tecnológico a través de una innovación continuada y la mejora del negocio.