Santo Domingo.- No se sabe el número exacto de centros geriátricos privados que hay en el país, El Consejo Nacional para la Persona Envejeciente (Conape) no tiene registro de la cantidad, reflejando la necesidad de respuesta que tiene la población de mayores ingresos en ese sentido.
Contrario a lo que ocurre en los hogares estatales, donde el olvido es frecuente, aquí la familia asume un papel protagónico, no solo en la cobertura económica del espacio que ocupa y los cuidados que recibe en la residencia, que puede rondar entre los RD$35,000 y RD$60,000 mensuales, más los de alimentación especial, médicos especialistas y medicamentos, sino en lo concerniente al frecuente contacto y visitas.
Estas residencias cuentan con personal especializado para su atención, habitaciones de una, dos y tres camas, para ajustar la acogida a la disponibilidad del familiar.
Muchos de los envejecientes que hacen vida en estos hogares cuentan con pensiones económicas, algunos de ellos tras haber laborado por años en Estados Unidos o porque provienen de familias de clase social media alta o alta.
En estas residencias reciben cuidados de enfermería, alimentación, lavandería, aseo personal, cuidado de uñas y pies. La familia tiene la responsabilidad del gasto médico cuando se requiera la visita de un especialista, proteínas u otros suplementos nutritivos especiales, traslados en ambulancias e internamiento en centros de salud.
Cada envejeciente tiene su propia opción de espacio y el ambiente se adecúa a su interés.
Una muestra de ello, es la Residencia Geriátrica Dominicana, ubicada en el sector Los Cacicazgos, del Distrito Nacional, donde por lo general se hospedan entre 18 y 20 adultas mayores. Tiene once años de servicio, surgiendo como una iniciativa de la doctora Ysabel Menual, que quiso ayudar a una amiga que regresaba al país, luego de haber probado suerte, sin mucho éxito, en Estados Unidos. “Como a ella le gustaba cuidar envejecientes, pensé en abrir un hogar, que inició con una sola dama”. Desde entonces la ocupación del centro se ha mantenido siempre entre el 80 y 90%”, señala.
La demanda de esos servicios es alta en el país, asegura Mayra Espinal, encargada de la Residencia Geriátrica Dominicana. Entiende que los requerimientos de esos servicios continuarán incrementándose dados los cambios en los estilos de vida de las nuevas generaciones.
La capacidad de la residencia es de 20 adultos mayores con posibilidad de expansión. Llegan allí por recomendaciones familiares.
“Aquí reciben cuidados de enfermería las 24 horas, atenciones personalizadas de alimentación, lavandería, arreglo de manos y pies, todo lo vinculado a su cuidado y administración de medicamentos en las horas indicadas”, explica.
Además del hospedaje y cuidados, la familia cubre los gastos de medicamentos, alimentos especiales como proteínas en caso que lo requieren, médicos especialistas, gastos personales, internamiento y traslados a centros de salud, si requiere.
Evaluación
Los ingresados reciben una evaluación de un médico geriatra y se les practican todas las analíticas para conocer el estado de salud.
Asegura que todos los familiares son muy responsables y están muy atentos a sus envejecientes. “Los envejecientes con Alzheimer, aunque no conocen a las personas, hacen costumbres, saben la hora en que los visitan. Aquí tenemos una señora que su hijo viene a diario de una a tres de la tarde, pero ayer cuando vio la tres de la tarde y no llegó, empezó a sonar la puerta, el hijo vino como a las 5:00 y le dije que no podía variar, porque su mamá había hecho costumbre”, explica.