Una armada en constante expansión transporta petróleo de esquisto estadounidense del Golfo de México hacia las provincias atlánticas de Canadá, sin pasar por las refinerías estadounidenses en el camino. Mientras tanto, los buques petroleros cargados de crudo pesado del oeste de Canadá se dirigen a Europa.
Y en América del Sur, los cargamentos desde Venezuela y Colombia, que alguna vez pudieron haber navegado hacia la costa del Golfo, están en ruta hacia China.
Estos viajes insólitos demuestran que los productores y los comerciantes ahora tienen que trabajar más para vender sus barriles en un mercado inundado de crudo. El exceso de oferta, a pesar de los temores sobre el impacto que podrían tener en los mercados de energía los conflictos en Irak y Ucrania, está causando recortes de precios y la búsqueda de nuevos puertos de escala, decisiones que tienen eco a través del sistema mundial de petróleo.
Desde que alcanzó $115 dólares por barril en junio, Brent, el marcador internacional de crudo, se ha reducido en casi un 20 por ciento y se negociaba a finales de la semana pasada a precios tan bajos como US$91.48 por barril, su nivel más bajo desde 2012.
La fuerte caída de los precios refleja un mercado que tiene dificultades para digerir el suministro abundante. El auge de la producción de petróleo de esquisto ha empujado la producción estadounidense a sus niveles máximos en 28 años a expensas de las importaciones, que están cayendo drásticamente. Nigeria, por ejemplo, no le vendió ni un solo barril de petróleo a EE.UU. en julio -un revés asombroso- ya que la nación africana fue, hace sólo cuatro años, uno de los cinco principales proveedores de petróleo a EE.UU.
Y, mientras que EE.UU. sigue siendo un importador neto de crudo, el flujo de petróleo ligero de alta calidad procedente de sus campos de esquisto está produciendo un exceso, que en parte se exporta. Por ejemplo, las exportaciones de petróleo crudo de EE.UU. se encuentran ahora en los niveles más altos desde la década de 1950, y prácticamente todo se exporta a Canadá.
Al mismo tiempo, la OPEP, la organización de productores, ha impulsado los volúmenes al máximo en casi dos años ya que Libia ha regresado al mercado. También Rusia ha estado bombeando mucho petróleo.
La demanda está mostrando señales de debilitamiento, tanto estacional como, más ominosamente, estructural. Ahora que ha concluido la temporada veraniega en la que se hace un mayor uso de los automóviles en EE.UU., la sed de las refinerías de crudo está disminuyendo y la desaceleración de la economía de China sugiere que el crecimiento de la demanda disminuirá en el segundo mayor consumidor de petróleo del mundo.
Todo esto se hace evidente en las cifras. La última encuesta de Reuters ubica la producción de la OPEP en 30.96 millones de barriles diarios en septiembre y la de Arabia Saudita en 9.78 millones de barriles diarios. En cuanto a la demanda, el consenso de los principales analistas líderes es que habrá un "pedido", o demanda, de petróleo de la OPEP de 30.10 millones de barriles diarios en el actual trimestre, que caerá a 28.88 millones de barriles diarios en el primer trimestre del próximo año.
Y es en este contexto en que los barriles de Rusia, América del Sur, África Occidental, Medio Oriente y el Mar del Norte están compitiendo entre sí para encontrar nuevos compradores -sobre todo en Asia- que, según David Hufton de la agencia de corretaje PVM, es el único mercado de crecimiento para el petróleo y del cual "todo el mundo quiere una parte".
Por ejemplo, Nigeria ha aumentado las exportaciones hacia los cuatro mayores importadores de petróleo de Asia -China, Japón, India y Corea del Sur- en más del 40 por ciento en lo que va del año con respecto al nivel del año 2013, según Platts.
Y Nigeria no es el único país. "Hay una verdadera lucha por la cuota de mercado. Parte de este crudo procedente de la cuenca del Atlántico y que no va hacia EE.UU. tiene que labrar su camino hacia Asia mediante precios atractivos", dice Giovanni Serio, jefe global de investigación de Noble Group, el grupo comerciante de materias primas con sede en Hong Kong. "Este cambio en los flujos de comercio ha ejercido presión sobre los saudíes en una región donde no pueden darse el lujo de perder cuota de mercado a largo plazo".
Y por lo tanto, pocos comentaristas se sorprendieron cuando Arabia Saudita redujo los precios oficiales de venta de petróleo a los clientes en Asia la semana pasada.
Estas tensiones son también evidentes en los registros comerciales y de los buques petroleros. En lo que va del año hasta julio, las exportaciones de crudo de Colombia hacia EE.UU. se han reducido en un tercio hasta los 200,000 barriles diarios en comparación con el mismo período de 2013, según la Administración de Información sobre Energía. Al mismo tiempo, las cifras de Clipper Data muestran que las ventas de Colombia a China se han más que duplicado hasta los 130,000 barriles diarios.
"Las exportaciones de América Latina hacia China en las últimas seis a ocho semanas estuvieron por las nubes. Eso se debe a que los cargamentos venezolanos y colombianos no tuvieron cabida en EE.UU.", dice Abudi Zayn, director de operaciones de Clipper Data. Si los precios siguen cayendo, la pregunta es cómo reaccionarán los productores. Los pozos de "tight oil" (petróleo de formaciones compactas) estadounidenses se están acercando al punto en el que tendrán dificultades para producir ganancias, según los analistas.
Por ahora, sin embargo, todos los ojos están puestos en la OPEP, que se reúne en Viena en noviembre. Aunque su secretario general ha dicho que espera que el grupo reduzca su meta de producción de petróleo, muchos comentaristas se muestran escépticos.
Pero, si la mejoría estacional de la demanda no logra estabilizar los precios, eso podría cambiar. Arabia Saudita, el productor decisivo del grupo, "eventualmente reducirá la producción, si es necesario para evitar un colapso sostenido de los precios", probablemente en medio millón de barriles diarios a finales de año, dice Eurasia Group, una consultora.
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