El papa Francisco apeló ayer de nuevo a la unidad de todos los cristianos con un llamamiento a lo que denominó "ecumenismo de la sangre", del que dijo que hace superar las diferencias entre católicos y no católicos.
"Para los perseguidores somos cristianos", resumió gráficamente el papa en alusión a los fieles que sufren ataques "en varios lugares del mundo".
"Para los perseguidores no estamos divididos, no somos luteranos, ortodoxos, evangélicos, católicos...¡No, somos uno!" dijo el papa Bergoglio ante una representación del movimiento de los carismáticos, a quienes recibió en audiencia en el Vaticano.
El papa lanzó un "grito al Padre" a favor de los que identificó como "nuestros hermanos cristianos perseguidos y asesinados por la paz en nuestro convulso mundo".
Hizo un llamamiento a favor del "ecumenismo espiritual" y defendió la "unidad en la diversidad" al tratar de la cuestión de la división de los cristianos.
Y agregó: "la uniformidad no es católica, no es cristiana. La unidad en la diversidad. La unidad católica es diversa pero es una".
Por último, recordó que "la unidad no es uniformidad, no es hacer obligatoriamente todo juntos, ni pensar del mismo modo, ni siquiera perder la identidad".
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