Hace varíos años ya, que acostumbro hacer espacio en el cuarto de juegos, justo en esta fecha. La primera vez que lo hice, me senté con mi niña, que apenas tenía 4 años y le dije: No te parece que tienes muchos juguetes y si los compartimos con otro niños que no tienen?
A mi hija le encantó la idea y fue un placer descubrir su hermoso corazón y su capacidad de desprendimiento y entrega.
Pensé que tendría que explicarle que debía dar juguetes que estuvieran en buenas condiciones, pero... Me equivoqué!
Enseguida mi hija empezó a sacar muñecas y juegos que incluso utilizaba. Sus ojitos brillaban y con una sonrisa me decía: Este juego les va a gustar, es chulísimo!
Cuando vi la cantidad de juguetes que recolectamos, me emocioné tanto que se me salieron las lágrimas Sin dudas Dios me había mandado un ángel! No da lo que le sobra sino lo que puede hacer feliz a otros!
Esta práctica hace que los niños se hagan conscientes de lo afortunados que son, a ser empáticos, compasivos y a aprender a compartir.
Luego, la experiencia de entregar los juguetes y ver la cara de felicidad del niño que lo recibe, de corazón se los digo, no tiene precio.
Hay muchos lugares donde pueden ir, como hospitales y orfelinatos.
Entreguen de corazón, que no existe nada más maravilloso en la vida que dar.
Lluvia de bendiciones y amor para todos
Por Pilar Aristy Capitán
Acento.com