La delincuencia que se manifiesta a todos los niveles en San Cristóbal, es la consecuencia de la migración desordenada, el hacinamiento de grandes conglomerados humanos en la periferia, un sistema judicial cuestionado y la connivencia de autoridades con personas de conductas sospechosas. Esa es la impresión de dirigentes comunitarios, eclesiales y de particulares ante la ola delictiva que se expresa en asaltos, robos, atracos, tráficos de drogas y corrupción de las autoridades municipales.
Manuel Antonio Nina, mejor conocido como Pacholi, del Comité por la Transparencia Municipal y de la Red de Solidaridad por la Provincia, señala que la delincuencia es tal en esa ciudad que se ha enquistado en estamentos de poder, como el ayuntamiento, donde asegura, hay espalderos y funcionarios.
Responsabiliza además a los ciudadanos los cuales temen hasta querellarse ante la Policía cuando son víctimas, tal como sucedió la semana pasada cuando a una joven les arrebataron un teléfono celular y no hizo la denuncia porque el asaltante vive cerca de su casa. Considera que a la dictadura de Trujillo sucede ahora la "dictadura del miedo" de ahí que la gente no sale a la calle en horas de la noche, razón por la que los centros de diversión han cerrados sus puertas.
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