El tema del maltrato infantil fue tratado en el programa Loyola Es Familia a raíz de un reciente estudio cuyos resultados arrojan que un 64% de los niños en República Dominicana sufre disciplina violenta. La cifra proviene de la Encuesta Nacional de Hogares, de la Oficina Nacional de Estadísticas con apoyo de UNICEF.
La psicóloga Cleydi Arias, especialista entrevistada en el programa, quien labora en el primer ciclo de Secundaria del Instituto Politécnico Loyola (IPL), definió el maltrato o abuso infantil, como toda acción, omisión o negligencia, que prive al niño de sus derechos, que ponga en peligro su bienestar y su crecimiento sano dentro del hogar, y describió que esta práctica puede afectar la salud física y mental de los menores.
Expresó que el maltrato infantil no solo se manifiesta con golpes, también incluye la violencia psicológica con palabras ofensivas y acciones de padres o allegados que desmeritan y humillan al infante, y que generan secuelas dañinas en su proceso formativo.
Entre esas secuelas están los daños a la personalidad, desvalorización de la persona, marcas físicas y repetición en la adultez de esas mismas conductas malsanas aprendidas en casa, con consecuencias en el ámbito social.
La especialista de la conducta precisó que este complejo tema tiene un alto componente cultural al relacionar la corrección con el ejercicio de la fuerza, por eso, los padres de generaciones pasadas utilizaban correas, ramas de árboles, blocks, o los famosos "guayos" como objetos para sancionar a los hijos, pero esto solo condujo a reproducir más violencia en la familia y en la sociedad.
Cleydi Arias indicó que para fomentar una crianza positiva en los hijos, donde la corrección no esté ausente, los padres deben propiciar el diálogo con ellos, ya que una buena comunicación es vital en la relación familiar y evita situaciones que puedan salirse de control.
Otra recomendación es utilizar diferentes formas de corrección, evitando el uso de los golpes como primera y única opción, que además, tiene consecuencias legales, al mismo tiempo evitar las comparaciones, corregir en privado y mantener el respeto a la integridad de los hijos.
Por Alexander Vallejo