Los XXVI Premios de Arte y Cultura "Fradique Lizardo" de San Cristóbal demostraron que el arte no es una pistola apuntando sus ideas desde arriba a la clase pobre del ajedrez político dominicano. Rosy Torres, su productora, una mujer con aroma de inteligencia y arte, apostó por volver a las raíces –así también se llama uno de los galardones–, donde se reconoce el talento local en una provincia que durante el 2023 ha sido golpeada con fuerza por la realidad y, que al menos, el pasado viernes 24 de noviembre se le vio reír de orgullo.
Fradique Lizardo Barinas era un utopista que se negó a ser aplastado por el paso cruel de la historia sobre su regazo. En su tierra de adopción, San Cristóbal, creó el Grupo Cultural de la Localidad, primera agrupación que en el país enseñó bailes folklóricos a sus miembros. Rescató en el subconsciente colectivo –según la enciclopedia dominicana– algunos bailes campesinos como fueron el baile de la yuca, el baile del maíz, el baile de San Juan Bautista, entre otros, relacionados estrechamente con los períodos de siembra en los campos dominicanos y las clases pobres.
Como dice Paul Arter, nos convertimos en la historia que contamos sobre nosotros mismos. El pueblo sancristobalense fue testigo de unos premios que, desde el arte, contaron sus valores esenciales que han dado al paso con la resiliencia de sus habitantes. La escuela de Bellas Artes de la provincia fue una sede ideal, pues, es un ejemplo de un proceso que de forma organizada viene dando frutos en los sectores jóvenes de barrios humildes que mostraron su talento. Cada momento fue una flecha cargada de esperanza contra el pesimismo que suele vender una filosofía consumista y derrotista social que nos impone banalizar e idiotizar cada espacio público.
Julio Pereyra, fundador y director general del evento, logró nuevamente mantener encendido el espíritu de Fradique Lizardo Barinas que ahora tiene rostros de talentos locales como el de Francisco Antonio Peralta “Sr. KR” o el showman Riken Lara. El apartado Raíces reconoció a más de 10 personas que agasajadas por su ardua y fructífera labor socio-cultural en la provincia.
En una carta del escritor cubano José Lezama Lima a su hermana Eloísa en 1963 éste le dijo: “es el desierto, el desierto que crece indefinidamente, si no hay libertad, no hay posibilidad, no hay imagen, no hay poesía”. El Gran Fradique recayó en el intelectual Ramón Puello Báez que con su voz sigue encendiendo libertad y posicionando sus raíces locales a favor de esos descartados por la industria cultural hegemónica. Los XXVI premios arte y cultura Fradique Lizardo de San Cristóbal han sido esa luz que al menos por una noche le mostraron a sus asistentes que la cultura es el alma, corazón y vida de aquellos que habita.