En su homilía de la Misa celebrada en la Casa Santa Marta de este 10 de diciembre, el Papa Francisco explicó que “el Señor nos consuela siempre y cuando nosotros permitamos ser consolados”.
Al reflexionar en un pasaje bíblico del profeta Isaías, el Santo Padre destacó que el Señor guía a su pueblo, lo consuela, y también lo corrige con la ternura de un padre, de un pastor.
Se trata de “un anuncio de esperanza”, indicó el Papa quien relató que el buen pastor consuela y corrige con ternura.
“El Señor conduce, el Señor guía su pueblo, el Señor corrige; también diría: el Señor castiga con ternura. La ternura de Dios, las caricias de Dios. No es una actitud didáctica o diplomática de Dios: le viene de dentro, es la alegría que Él tiene cuando un pecador se acerca. Y la alegría lo hace tierno”, señaló el Papa.
En esta línea, el Pontífice citó también la parábola del hijo pródigo en la que el padre “ve a lo lejos” el hijo: porque lo esperaba con “corazón de padre” y cuando llega con aquel discurso de arrepentimiento le cierra la boca y hace fiesta. Por lo que el Papa exclamó: “la cercanía tierna del Señor”.
Además, el Santo Padre recordó el pasaje bíblico del buen pastor que deja las 99 ovejas para ir a buscar la perdida, y “si consigue encontrarla se alegrará más que por las 99 que no se habían perdido”. Esta es “la alegría del Señor delante al pecador, delante a nosotros cuando nos dejamos perdonar, nos acercamos a Él para que nos perdone” y agregó que es “una alegría que se hace ternura y esa ternura nos consola”.
“Muchas veces nosotros nos quejamos de las dificultades que tenemos: el diablo quiere que nosotros caigamos en el espíritu de la tristeza”, advirtió el Papa quien añadió: “cuántas veces nos quejamos, nos quedamos y muchas veces pensamos que nuestros pecados, nuestros límites no pueden ser perdonados. Y sí, la voz del Señor viene y dice: ‘yo te consuelo, son cercano a ti’ y nos toma con ternura. El Dios poderoso que ha creado los cielos y la tierra, el Dios – héroe, por decirla así, hermano nuestro, que se ha dejado llevar a la cruz y morir por nosotros, es capaz de acariciarnos y decir: no llores”.
En este sentido, el Santo Padre describió la narración bíblica en la que Jesús consuela a la viuda de Naín y le dice “no llores” por lo que el Papa expresó: “debemos creer a esta consolación del Señor” porque después está la gracia del perdón.
Por ello, el Pontífice alentó a dejarse consolar por el Señor y pedir perdón: “ve, ve, se valiente. Abre la puerta. Y Él te acariciará”. “Él se acercará con la ternura de un padre, de un hermano: como un pastor pasta el rebaño y lo recoge con su brazo, carga a los corderos en su pecho y conduce gentilmente a las madres ovejas, así el Señor nos consuela”.