Europa Press
Madrid
Una nueva investigación ha comprobado que la tos persistente degrada considerablemente la eficacia de la mascarilla lo que permite que algunas gotas puedan viajar hasta un metro, según publican en la revista 'Physics of Fluids'. Por ello, recomiendan mayor protección para los profesionales sanitarios y piden a fabricantes y autoridades reguladoras que se revisen los criterios de eficacia de este material de protección.
Los investigadores Talib Dbouk y Dimitris Drikakis, de la Universidad de Nicosia, en Chipre, utilizaron modelos informáticos precisos para mapear los patrones de flujo esperados de pequeñas gotas liberadas cuando una persona con mascarilla tose repetidamente.
Un trabajo previo de este grupo de investigación mostró que las gotas de saliva pueden viajar más de 5 metros en cinco segundos cuando una persona sin mascarilla tose. Este nuevo trabajo utilizó un modelo extendido para considerar el efecto de las máscaras faciales y los múltiples ciclos de tos.
Los resultados muestran que las máscaras pueden reducir la transmisión de gotitas en el aire. Sin embargo, la eficacia de filtrado se ve afectada negativamente por la tos repetida, como cuando un individuo está enfermo. La tos repetida reduce la eficiencia y deja pasar muchas gotas más.
El modelo fue creado usando ecuaciones matemáticas complejas para turbulencias y otros efectos de flujo. Se modeló una secuencia de tos aplicando varios ciclos de pulsos de velocidad dirigidos hacia adelante a las gotitas iniciales y realizaron simulaciones numéricas que explican las interacciones de gotas con el filtro poroso en una máscara quirúrgica.
Los resultados son alarmantes, aseguran los investigadores. Incluso cuando se usa una máscara, algunas gotas pueden viajar una distancia considerable, hasta 1 metro, durante los períodos de tos leve. Sin una mascarilla, las gotas viajan el doble de distancia, por lo que usar una máscara ayudará. La mascarilla también disminuye el número de gotas que se escapan los lados pero no puede eliminarla por completo.
Estos cálculos también revelaron un efecto en el tamaño de la gota debido al flujo turbulento que encuentra la mascarilla, escapa y sale al medio ambiente.
"El tamaño de las gotas cambia y fluctúa continuamente durante los ciclos de tos como resultado de varias interacciones con la máscara y la cara", explica Drikakis.
Dbouk relata cómo podrían cambiar los tamaños de las gotas. "Las mascarillas disminuyen la acumulación de gotas durante los repetidos ciclos de tos --añade Dbouk--. Sin embargo, no está claro si las gotas grandes o pequeñas son más infecciosas".
"El uso de mascarilla no proporcionará una protección completa --apostilla Drikakis--. Por lo tanto, el distanciamiento social sigue siendo esencial". Para los trabajadores de la salud, los investigadores recomiendan un equipo de protección personal mucho más completo, incluidos cascos con filtros de aire incorporados, protectores faciales, batas desechables y guantes dobles.
Los investigadores también instan a los fabricantes y las autoridades reguladoras a considerar nuevos criterios para evaluar el rendimiento de las mascarillas que tengan en cuenta la física del flujo y la dinámica de la tos.