AFP
A menos de cinco meses de las elecciones en Estados Unidos, el presidente Donald Trump enfrenta crisis en varios frentes y se ubica por debajo de su rival demócrata en los sondeos, mientras su figura es severamente cuestionada por un libro y acumula derrotas en la justicia.
El retorno de la campaña le ofrece, sin embargo, una oportunidad de recuperación.
La carrera de Trump hacia un segundo mandato, que antes de la pandemia de coronavirus parecía ir viento en popa, se ve actualmente plagada de obstáculos, en parte por su propia gestión de la crisis sanitaria y por las masivas protestas contra la brutalidad policial y el racismo.
Ahora, el presidente debe hacer frente a un intenso ataque proveniente de sus propias filas, lanzado por su exasesor de seguridad nacional John Bolton.
"No creo que sea apto para el cargo. No creo que tenga la competencia para llevar a cabo el trabajo", dijo Bolton a ABC News, quien promociona "The Room Where it Happened" (La habitación donde sucedió), un libro cuya publicación, prevista para el martes, la Casa Blanca intenta detener por vía judicial.
En su trabajo, Bolton alega que Trump le pidió al presidente chino Xi Jinping ayuda para su reelección, que obstruyó a la justicia, en tanto considera que no es un rival de fuste para el presidente ruso Vladimir Putin.
Trump se defendió calificando a Bolton de "cachorro enfermo" y a su libro de "pura ficción".
En tanto, el jefe de la diplomacia estadounidense y fiel a Trump, Mike Pompeo, rechazó el jueves las "mentiras" de Bolton. En un comunicado, indicó que "es triste y peligroso que el papel público final de John Bolton sea el de un traidor que dañó a Estados Unidos al violar su sagrada confianza con su gente".
- Cortar con China -
En un aparente intento por subrayar su postura dura, Trump amenazó en un tuit con "cortar por completo" los puentes con China, un país cuya economía está profundamente entrelazada con la estadounidense.
Justo el día anterior, el representante comercial de Estados Unidos, Robert Lighthizer, que maneja las relaciones comerciales con Pekín, había dicho al Congreso que una opción de ese tipo sería inviable.
China es actualmente uno de los caballitos de batalla de Trump en todos los frentes.
El presidente estadounidense, que ha eludido su responsabilidad por la rápida propagación del coronavirus, que mató hasta ahora a más de 117.000 de sus conciudadanos y forzó una traumática desaceleración económica, culpó a China de introducir el virus.
En cuanto a las protestas callejeras, ha dicho que se trata de una rebelión orquestada por la izquierda, rechazando encuestas según las cuales el problema reside en el racismo sistémico que afectaría a la sociedad estadounidense.
Lo de Bolton, sin embargo, es diferente.
El exasesor presidencial es un halcón republicano, concentrado toda la vida en la política exterior. Podría decirse que incluso está a la derecha de Trump y que, por lo tanto, no es vulnerable a los habituales ataques del mandatario.
Por otro lado, el mandatario cosechó dos reveses en una semana en la Corte Suprema.
El lunes, el máximo órgano judicial del país consagró el derecho de millones de asalariados homosexuales y transexuales a gozar de los mecanismos de lucha contra las discriminaciones, y el jueves validó las protecciones acordadas por el gobierno precedente a 700.000 jóvenes migrantes.
- "¿De vuelta en el camino?" -
El sábado, Trump volará a Tulsa, Oklahoma, para celebrar su primer mitin de campaña desde marzo.
Con su experiencia en programas de televisión y su natural estilo populista, Trump se siente más a sus anchas ante las multitudes que lo vitorean que en entornos formales de la Casa Blanca.
El presidente está "muy emocionado de volver a la carretera", dijo a la prensa el miércoles su asesora Kellyanne Conway.
Trump aspira a que las 20.000 personas que se espera se den cita para escucharlo den un nuevo impulso a su carrera hacia la reelección, amenazada por el demócrata Joe Biden, que encabeza claramente los sondeos.
A pesar de que los estadounidenses están saliendo lentamente del confinamiento, la campaña del magnate ya planifica otros actos públicos.
Pero Trump deberá cuidarse de no pasar a la historia como el presidente que puso a las manifestaciones políticas por encima de la vida humana.
Tulsa registra un fuerte aumento de casos de coronavirus y el periódico principal de la ciudad, la autoridad sanitaria del estado y muchos otros han advertido que una gran multitud podría convertirse en una incubadora viral.
Una demanda presentada ante un tribunal de Tulsa que busca detener el acto lo calificó de "superpropagador" de virus.
La campaña de Trump dice que el público será sometido a controles de temperatura y que se distribuirán tapabocas.
"Va a ser un acto muy seguro y estamos muy, muy entusiasmados", dijo el gobernador de Oklahoma, el republicano Kevin Stitt.
Sin embargo, se requiere a los asistentes firmar una declaración por la cual eximen de responsabilidad a los organizadores en caso de que contraigan la covid-19.
El acto había sido programado para el viernes 19, pero al conmemorarse el aniversario de la abolición de la esclavitud en Estados Unidos debió ser reprogramado para el sábado.
En medio de las crecientes tensiones raciales, ese error fue considerado por analistas como sintomático del divorcio de Trump de la realidad.