EFE
Lima, Perú
El Ministerio de Salud de Perú, país con la mortalidad más alta de COVID-19 por millón de habitantes, inició un estudio de salud mental para conocer el impacto que ha tenido la crisis del coronavirus en el bienestar emocional, psicológico y social de la población.
La investigación, a cargo del Instituto Nacional de Salud Mental (INSM), busca conocer las tendencias de los problemas psicológicos y las conductas sociales asociadas a la COVID-19 y las medidas de control sanitario, indicó el Ministerio de Salud en un comunicado.
Los especialistas del INSM se centrarán en identificar la magnitud y la evolución de los problemas generales de salud mental en la población adulta y en relacionarlos con las experiencias, medidas de contención sanitaria y conductas asumidas por la población durante la pandemia.
El estudio se realizará con tres encuestas por internet, una cada dos meses, que incluirán datos demográficos, un cuestionario sobre conductas, experiencias y expectativas relacionadas a la COVID-19, además de preguntas relacionadas con aspectos emocionales que pudieran estar vinculados con la pandemia.
Los resultados servirán para estimar las necesidades para enfrentar los efectos de la pandemia en la salud mental, así como las motivaciones de la población para cumplir las medidas de control sanitario, dijo el director de la Oficina Ejecutiva de Apoyo a la Investigación y Docencia Especializada del INSM, Javier Saavedra.
"La epidemia de COVID-19, como otras que se han suscitado en nuestra sociedad, ha generado un gran impacto en la salud mental de debido a la conmoción social, además de los efectos directos en términos de enfermedad y pérdida de vidas humanas", sostuvo Saavedra.
El último reporte del balance de la pandemia en Perú registra casi 730.000 contagios acumulados tras sumar más de 7.400 nuevos casos en las últimas 24 horas, lo que mantiene al país como el quinto del mundo en población afectada.
Los fallecidos aumentaron a 30.710 tras registrar 117 nuevas defunciones en el último día, lo que elevó la mortalidad a 94 muertes por cada 100.000 habitantes.
Por su parte, los pacientes recuperados ascendieron a cerca de 570.000 después de más de 10.000 personas recibieran en el último día el alta epidemiológica.