Por CATHERINE PIÑA
El retorno a las aulas que se producirá la semana que viene necesita que miremos de frente el enorme problema que ha provocado la pandemia en la deserción escolar y que busquemos soluciones creativas y comunes.
Este lunes 25 de mayo los estudiantes de primer y segundo ciclo del nivel inicial, primer y segundo ciclo del nivel primario, sexto grado de secundaria de las modalidades de educación técnico profesional y artes, y el subsistema de educación de adultos, regresan oficialmente a las aulas.
El regreso ha generado mucha controversia, y aunque es solo parcial y no de los 2.8 millones de estudiantes que componen el sistema educativo, el proceso nos obligará a enfrentar aspectos ineludibles de la nueva realidad a la que ahora nos toca responder.
Según el Banco Mundial se estima que el abandono escolar producto de la pandemia podría estar entre un 10 y un 15%. Para República Dominicana esto equivale a entre 280 mil a 420 mil estudiantes, dato que no solo es alarmante desde la óptica educativa, sino porque el abandono escolar es predictor de muchos males sociales que van desde perpetuación de la pobreza, marginalidad y aumento de la delincuencia hasta las probabilidades de vivir una vida más corta. Las consecuencias son de futuro, pero también de presente y nos obligan a entender y tratar de revertir este proceso.
Mi reflexión al escribir este artículo me lleva a pensar en qué podemos hacer y cómo, contribuimos a devolverle la esperanza a los jóvenes a través de nuevas razones para volver a las aulas. En otras palabras, como creamos espacios y ambientes que atraigan a aquellos que por necesidad o por desmotivación, no pueden o no quieren regresar. A continuación, algunas ideas que me surgen rápidamente y sin que las mismas tengan un orden de prioridad.
Por un lado, creo que debemos relanzar la campaña AVE-RD que hace unos años se realizó utilizando información levantada por el think tank J-Pal y sus fundadores, los premios nobel de economía, Esther Duflou y Abhijit Banerjee. La misma se centró en comunicar el valor de la educación y su impacto en la vida y es una motivación para que nuestros jóvenes se animen a cargar sus mochilas y volver a las aulas.
También considero que es un buen momento para que la sociedad organice sus voluntades y la ponga al servicio de lo que debe ser una prioridad nacional: el aprendizaje de nuestros estudiantes. Invito a que desde el sector privado o individual seamos creativos, no para sustituir, sino para acompañar al sistema educativo y que, al hacerlo, entendamos que se trata de un compromiso en el que no puede haber miles de agendas paralelas, sino una agenda nacional, que responda al liderazgo del sistema y que se ponga al servicio de la causa de forma organizada.
Para muchos, es un sin sentido movilizar a los estudiantes a tan poco tiempo de que concluya el año escolar y consideran más razonable esperar ya al inicio del próximo, sobre todo, porque el COVID-19 sigue siendo una realidad en nuestro contexto, pero si sabemos aprovechar esta coyuntura, este espacio, estas semanas que quedan de este año escolar, de ella podemos recoger las piezas de información que nos faltan, para empezando en el año escolar 2021 – 2022, construir soluciones reales al problema de los bajos aprendizajes de nuestros estudiantes.
Por último, entiendo que es el momento más apropiado para al regresar, no regresar al pasado, sino a un presente que se destaca por nuevas oportunidades, uno que incorpora la tecnología como aliado, que reconoce la oscuridad que trae el estar aislado, pero a la vez la riqueza de tener tiempo para pensar. Un presente en el que aprendimos que el planeta completo está conectado y que cuidar la salud, el ecosistema y el ambiente no solo tiene que ver con los osos polares o las ballenas jorobadas.
No podemos volver al sistema escolar tal cual lo teníamos antes. No nos estaba funcionando en muchos sentidos y es el momento de atrevernos a incorporarle cambios, a medir los resultados de ese cambio y a consistentemente reforzar lo que funciona e intentar formas nuevas para lo que no funciona. Vamos todos juntos de la mano, porque si existe una urgencia para todos y todas es la necesidad de echar adelante nuestro sistema educativo.