La realidad que se presenta en estos momentos representa un duro golpe a las familias, por un lado escasean los pollos, y por el otro, se detecta la peste porcina africana que ha obligado a sacrificar muchos cerdos en las ciudades afectadas, provocando una disminución en el consumo de este tipo de carne.
Ante este panorama, deben poner atención nuestras autoridades, específicamente del Ministerio de Agricultura y el Instituto Nacional de Estabilización de Precios (INESPRE), para enfrentar la situación con planes y acciones concretas que mitiguen los daños.
La combinación inoportuna e indeseada de estos dos males repercute directamente en la estabilidad alimentaria de muchas familias, debido a que por la enfermedad encontrada en cerdos de la finca nacional, habituales consumidores de esta carne han estado demandando el pollo como alimento sustituto, lo que ha agotado en poco tiempo las cantidades disponibles en los comercios.
Aunque no podemos culpar al gobierno dominicano de estos asuntos, propios de la naturaleza, es necesario que se le siga poniendo mucha atención al problema. Deben reconocerse los esfuerzos que ha hecho el ministro de Agricultura, Limber Cruz, por auxiliar a productores porcinos afectados por la peste, pero queda pendiente ahora, la disminución del impacto al consumidor final.
Cuando se habla de disminución del impacto al consumidor final, hablamos de buscar acciones dirigidas bajo un plan específico para que los precios del pollo no se disparen de forma exorbitante, disminuyendo las posibilidades reales del ciudadano de comprarlo, y al mismo tiempo, que se fomente un incremento de su producción y se estudie más a fondo la factibilidad de importaciones de la carne.
Actualmente, el costo de la libra de pollo ronda entre los 70 y 90 pesos, dependiendo del negocio donde se adquiera, un precio que limita las posibilidades de consumo, a la vez que el cerdo se sigue vendiendo con valores estables debido a la caída de la demanda general producto de la peste porcina.
Organizaciones que trabajan por los consumidores han estado abordando la opción de que las personas busquen alimentos diversos para no centrarse en el consumo de pollo o cerdo, como opciones se han propuesto más vegetales, viveres, pescado y legumbres, ya que esto contribuiría a bajar la presión de la demanda en las carnes y su precio decaerá en favor de los clientes.
Esperamos que en los próximos dias hayan soluciones que emanen de un plan concreto, a fin de que no se prolongue una situación que puede tener múltiples repercusiones y problemáticas visibles; enfrentar la peste porcina, continuar el auxilio a porcicultores, fomentar la producción avícola masiva, controlar importaciones, reducir el impacto a los consumidores finales de ambas carnes. El problema está en la mira de todos y las soluciones se necesitan ya, estamos a buena hora, todavía.
Por Alexander Vallejo