Por Julio Pernús, prensa IPL
Una nueva provincia jesuita se acerca a convertirse en realidad. El próximo domingo, 30 de julio, nos uniremos toda la familia ignaciana de Cuba, Jamaica, Guyana, República Dominicana y Miami en una vigilia de oración y posterior eucaristía para esperar, acompañados por Dios, el amanecer de esta nueva realidad provincial llamada Caribe. Actualizado a nuestro tiempo, en el video institucional que se ha compartido como invitación aparece la posibilidad de vivir la celebración a distancia desde este enlace de Jesuitas Caribe.
Desde la constitución de la Compañía, san Ignacio nos pedía a los laicos seguir la bandera de Jesús para estar libres a la hora de asumir las decisiones que, como cuerpo, se tomasen para el bien mayor de la misión. Por eso, la familia ignaciana de habla hispana en las Antillas, acoge con entusiasmo y esperanza la oportunidad de unirse al Caribe anglo-parlante para fundar una nueva provincia. Con esta unión se instala la posibilidad de, en red, darnos aún más a otras realidades y hacer tangible, en la praxis, eso que el papa Francisco ha gustado llamar como una verdadera cultura del encuentro.
El paisaje del Caribe es plural, su diversidad es más palpable que la de otras regiones de América Latina. Esta situación podemos verla en un agua de mayor transparencia cuando comprendemos que fueron diferentes poderes europeos los que invadieron sus territorios. Esa colonización dejó toda una variedad cultural, social y lingüística con países que pueden hablar francés y creole, otros de habla inglesa como Jamaica, y Pequeñas Antillas que hablan holandés. Por supuesto, a eso se suman las Antillas Mayores que hablan español.
Los laicos de espiritualidad ignaciana habitantes de las Antillas Mayores (Cuba y República Dominicana), festejamos la posibilidad de unirnos aún más con otros vecinos del Caribe. Como explicaba el P. Martin Lenk, S.J., el llamado es a potenciar ese espíritu misionero que los jesuitas nos han transmitido, sabiendo que no debemos buscar lo más fácil, sino “ir a ese lugar donde sintamos, como cuerpo apostólico, que hay más demanda”. Ahora, además de la caña, el tabaco, el mar, la alegría y nuestra historia, estaremos unidos por los lazos y redes que convergen de la fundación de una nueva provincia. Como escribió san Ignacio: “debemos hacernos todo a todos, para ganar a todos a Cristo”.