Por Julio Pernús
La Conferencia Dominicana de Religiosos y Religiosas (CONDOR), a través de su Comisión de Justicia, Paz e Integración de la Creación, ha compartido un comunicado donde se alinea con los pronunciamientos anteriores emitidos por los jesuitas de Dajabón y la Conferencia Episcopal de Haití. El documento reproduce el siguiente fragmento del mensaje de los obispos haitianos: “…el grito de todo nuestro pueblo – el haitiano- resuena ante el abandono. Vivimos con amargura y dolor el sufrimiento de nuestra gente causado por la violencia ciega de bandidos fuertemente armados, el cinismo y la indiferencia de los líderes políticos, y las vacilaciones de la comunidad internacional. El grito de los oprimidos, afectado hasta lo más profundo, resuena en nuestros oídos y en nuestro corazón de pastores”.
La CONDOR hace un llamado al pueblo creyente dominicano a: “no prestarse a ninguna situación que implique envíos de videos y escritos que van apareciendo en las redes sociales y que atentan contra la fraternidad y sororidad y buenas relaciones entre ambas naciones. Ir más allá de los datos históricos o situaciones que estamos viviendo, pues la misión de la Iglesia implica el respeto, el amor y las buenas relaciones entre las personas y, en el caso nuestro, debemos de reflejar ese amor y cercanía. Acoger los llamados del Papa Francisco que de manera continua nos llama a construir un mundo más inclusivo, donde podamos acoger a todas las personas. En las diferentes celebraciones sobre las Jornadas de los Migrantes, encontramos materiales diversos sobre el tema, que nos pueden ayudar en nuestras oraciones y reflexiones”.
El documento culmina encomendando la búsqueda de una solución de paz a nuestra madre, la Virgen María, bajo las advocaciones de Nuestra Señora del Perpetuo Socorro, patrona de Haití y Nuestra Señora de La Altagracia, madre y protectora del pueblo dominicano. También, pide al Señor de la vida y de la historia las fuerzas que necesitamos para abrir nuestros corazones al diálogo, a las exigencias de justicia y de paz, al igual que a la reconciliación que deben vivir y tener presentes en sus decisiones los gobernantes de ambos países.