ECONÓMICAS

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P. Federico Marcial: “Los críticos del cardenal Nicolás de Jesús López Rodríguez se han dado cuenta, con el paso de los años, de que sus ideas supieron dar un merecido fortalecimiento a la Iglesia en dominicana”.

Por Julio Pernús. Entrevista realizada en radio Magis para el programa Loyola Es Pastoral.

Julio Pernús – Los caminos de Dios son perfectos, por eso, tras tocar varias puertas, me mostró en el P. Federico Marcial, vicario episcopal de la Vicaria Santo Domingo Oeste, la oportunidad de acercar a nuestros lectores a la vida del cardenal Nicolás de Jesús López Rodríguez, cuya hospitalización reciente fue noticia en varios medios. Siendo el segundo cardenal nacido en República Dominicana luego de Antonio Beras Rojas, la primera pregunta sería sobre, ¿cuánto ha marcado la historia del cardenal López Rodríguez el haber sucedido a Antonio Beras Rojas como segundo cardenal nacido en el país? 

P. Federico Marcial – Sin lugar a dudas esta sucesión luego del cardenal Antonio Veras Rodríguez es una dimensión importante que no podemos soslayar al valorar la figura de López Rodríguez, sobre todo, desde que asume la conducción de la arquidiócesis de Santo Domingo. Él se ordenó sacerdote en La Vega y luego pasó a ser nombrado el primer obipos de San Francisco de Macorís, después llegó a la capital como arzobispo. Por lo que su paso a cardenal fue luego de haber tenido un fructífero recorrido eclesial. Estamos ante la presencia de una figura histórica que, aún vivo, es importante estudiar para comprender a profundidad el vínculo de la Iglesia con la sociedad dominicana durante una época que todavía no termina.

   

Julio Pernús - Al buscar información sobre el cardenal López Rodríguez en internet me pareció que era una persona signada por varios momentos eclesiales de relevancia,  ¿es él un hombre del Vaticano II?

P. Federico Marcial – Es un cardenal que tiene, diría yo, dos dimensiones, pues su formación de base es antes del Vaticano II y luego, a raíz de su cardenalato, logra acercarse con mayor profundidad al Vaticano II y acercar sus enseñanzas a República Dominicana y al estamento eclesial. Lo que sí nadie puede dudar es que estamos en la presencia de un hombre de gran erudición. Soy testigo de que el clero de aquella época, del cual formo parte gracias a él, nos acercamos a ese aggiornamiento eclesial de la década de los 60 y que ahora sigue teniendo gran vigencia.

Julio Pernús - Su relación con el cardenal por la forma en la que usted lo describe se nota que es cercana, ¿cómo usted construyó su relación con el cardenal López Rodríguez?

P. Federico Marcial – Lo primero es decir que él fue quien me ordenó en el año 2000, pero antes estuve 9 años en el seminario, donde también tuve un acercamiento con su figura. Cada uno de los pasos que fui dando estuvo signado por su acompañamiento. Monseñor Bello Peguero, que en paz descanse, nos acoge a 9 seminaristas para acompañar la liturgia de la catedral y ahí creo que comienza a entretejerse una relación más profunda de mi generación del clero con López Rodríguez. Él pidió que yo fuera a Roma para hacer una licenciatura en comunicación social y todo ese proceso de estudio lo logré hacer con su ayuda.

Julio Pernús – ¿Cómo cree usted que la gente llana, el pueblo, registra en su memoria al cardenal López Rodríguez?

P. Federico Marcial – Lo primero es que el cardenal es un ser humano ecuánime. En todos los periodos turbulentos que se han sucedido en República Dominicana durante su sacerdocio, obispado y cardenalato, diría que él ha tenido una participación primordial. Una característica que le acompañó siempre era el gran conocimiento que demostró tener para ver los signos de los tiempos.El pueblo se ha quedado con todo ese acervo cultural que él supo impregnar en nuestro país, señalado como lugar de poca cultura. No hay espacio social donde alguien pueda negar las importantes obras que impulsó el cardenal López Rodríguez a través de la Iglesia. Su ejemplo ha ayudado a fortalecer a toda una generación de sacerdotes.

Julio Pernús - Él fue ordenado cardenal en 1991, un año antes de uno de los sucesos de mayor contradicción en la Iglesia continental que fue la   Conferencia Episcopal Latinoamericana de Santo Domingo en 1992, ¿qué papel jugó el cardenal López Rodríguez en este encuentro que tiene múltiples lecturas?, recordando que estuvo de co-presidente del comité organizador.

P. Federico Marcial –Su figura fue primordial para poder realizar esta Conferencia que Juan Pablo II le encargó a sabiendas de sus capacidades. No podemos soslayar que en el documento previo que se hizo para animar este encuentro se dieron varias contradicciones dentro del equipo encargado de redactarlo. Él, con su papel conciliador, logró intervenir para que los conflictos, incluso aquellos que se daban dentro de la misma 4ta Conferencia, pudieran ser subsanados de la forma más cristiana posible. Digo más,logró que se publicaron algunos textos importantes que otro grupo de cardenales y participantes no deseaba que salieran dentro del documento final. Al final de cuentas, su papel será recordado como uno de los líderes de aquel encuentro, donde demostró su capacidad de inteligencia para salir airoso en medio de una situación que no era fácil. Creo que el documento final del CELAM de 1992, donde está sin dudas su rúbrica, marcó una brújula para la Iglesia en la región. Luego tocará a los historiadores evaluarlo en su justa media, pues es un suceso al que aún se le deben hacer mayores aportes desde su análisis a través de las ciencias sociales.

Julio Pernús – Usted decía que el cardenal Nicolás de Jesús López Rodríguez será recordado siempre por sus obras, sobre todo, aquellas vinculadas a la Iglesia, ¿cuáles usted cree que sean esas obras representativas?

P. Federico Marcial - Deseo decir que la Iglesia debe agradecerle al cardenal López Rodríguez el fortalecimiento del episcopado dominicano, él ayudó a que la Conferencia Episcopal tuviera la preeminencia social que hoy sigue poseyendo. Lo segundo sería el fortalecimiento litúrgico que el cardenal aportó para que en toda nuestra Iglesia se hiciera ver una sólida formación, quizás ahora sea algo evidente, pero en su etapa tuvo que bregar mucho con ese crecimiento. También deseo destacar su rol en la confraternidad entre los sacerdotes en momentos complejos, él facilitó mucho que el clero pudiera ejercer de forma digna su servicio pastoral en el pueblo. Además, son instancias que aún se mantienen.

Julio Pernús – Hay un sector importante dentro de la Iglesia en dominicana que admira y sigue construyendo su hacer pastoral desde la visión del Cardenal López Rodríguez.  P. Federico Marcial – Fíjate, aunque muchas de las posturas del cardenal fueron en cierto modo de contradicción, él supo lograr que en medio de ese conflicto, esas medidas o discursos que eran mal vistos por algunos sectores del pueblo y religiosos, fueran siendo parte de una filosofía eclesial que ha perdurado signada en la unión. Aunque tuvo (tiene) detractores que cuestionan la trayectoria de vida que el cardenal decidió llevar, creo que ahora, con el paso del tiempo, sus críticos se han dado cuenta de que sus ideas supieron dar un merecido fortalecimiento a la Iglesia en Dominicana. Pero si alguien duda de mis palabras, le invito a revisar su legado que está ahí en el resultado de contar hoy con una Iglesia con una gran fortaleza institucional y eso es, en parte, gracias a su inteligencia.

Julio Pernús – Esta entrevista será leída y escuchada por una generación que quizás como ya no conoce tanto la figura del cardenal López Rodríguez. Toqué las puertas de varias personas, laicos y consagrados, para hacer esta conversación y había un signo común en ellos, no se sentían a gusto con el tema del cardenal. ¿Cree usted que sea producto de estas contradicciones, que como usted bien ha recordado, son parte de un ser humano con luces y sombras?

P. Federico Marcial – Lo ideal fuera poder hablar de él con libertad, Nicolás de Jesús López Rodríguez no era un hombre de censuras. Influye mucho en la opinión sobre el cardenal su participación política, social y religiosa. Cada uno de los líderes políticos del país trataron de utilizar de una forma u otra la postura del cardenal para legitimar sus intereses y él era intransigente con sus convicciones y no permitía que usaran su nombre para legitimar procesos donde no veía claridad o la presencia de Dios.Trató siempre de apostar por el bien común, o al menos su visión de lo que esto debería ser, y luego creoque en esto varios estarán de acuerdo, trató de hacer comprender a la clase política que dirigía la sociedad cuál era la visión de la Iglesia -resalto que no digo la suya particular- sobre un tema determinado.

Julio Pernús – Padre, deseo agradecerle por este tiempo de conversación y para terminar, aunque suene a futuro, deseo preguntarle ¿cómo usted cree que el cardenal López Rodríguez desearía que lo recordase la gente?

P. Federico Marcial – El señor cardenal tuvo la visión de saber dar siempre una postura eclesial recta, me imagino que lo recordaremos como una persona de convicciones firmes. Su figura debe verse como un hombre que trató de contribuir a un fortalecimiento espiritual y social de nuestra Iglesia. Dedicó su vida a desarrollar múltiples aspectos espirituales, morales y sociales, de una manera tal que le ayudasen a crecer a todo nuestro pueblo. Creo que su legado es muy amplio y aún está por descubrir que seguirlo puede ser una forma de ver cómo a través de su presencia Dios nos sigue regalando un mensaje de esperanza para ser católicos en medio de los desafíos de la cotidianidad.

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