AFP
Wuhan, China
China levantó el martes a medianoche las restricciones a la ciudad de Wuhan, origen del coronavirus que ha dejado más de 80.000 muertos desde diciembre en el planeta, muchos de ellos en Europa y en Estados Unidos, que amenaza con suspender su contribución a la OMS.
Miles de pasajeros que estuvieron bloqueados desde el 23 de enero en la ciudad china de 11 millones de habitantes se precipitaron este miércoles a las estaciones de trenes con la esperanza de poder reanudar sus trabajos y recuperar la normalidad en otras partes de China, constataron periodistas de la AFP.
"¡Hace 77 días que estaba encerrado!", exclamó un hombre impaciente por llegar a Changsha, a unos 350 km de Wuhan.
Pero mientras que desde China, que este martes no registró ningún muerto por coronavirus, llegan buenas noticias, en el resto del mundo son poco halagüeñas. Al menos 80.142 personas han muerto y casi 140.000 se han infectado en 192 países y territorios, según un balance establecido por AFP.
En las últimas 24 horas, los países con más fallecidos fueron Estados Unidos, con 1.632, Francia, con 1.417 y Reino Unido, con 793.
Italia, con 17.127 muertos (+604) y España, con 13.789 (+743), siguen liderando esta siniestra lista.
Además de registrar un incremento récord de muertos, el Reino Unido amaneció este martes conmocionado por el ingreso en cuidados intensivos del primer ministro, Boris Johnson, que se ha convertido en el único jefe de Estado o de Gobierno en haber contraído la COVID-19.
El político, de 55 años, internado desde la noche del lunes en reanimación, "recibe un tratamiento estándar con oxígeno y respira sin asistencia", dijo el martes su portavoz.
El estado de Nueva York también registró otro récord de muertes por COVID-19 en 24 horas, con 731 decesos (5.489 en total), aunque la cantidad de hospitalizaciones parece estar estabilizándose, según el gobernador Andrew Cuomo.
En cantidad de casos, Estados Unidos es el país más afectado con 383.256 infectados oficialmente diagnosticados, 12.021 muertos y 20.191 curados.
Ante el desbordamiento de los hospitales en Nueva York, la Catedral de San Juan el Teólogo, de Mahattan, está siendo transformada en hospital de campaña con carpas médicas instaladas en la gran nave y en su cripta subterránea.
"En siglos precedentes, las catedrales siempre fueron utilizadas de esta forma, como durante la peste", dijo el deán, Clifton Daniel.
Descontento con la forma en la que la Organización Mundial de la Salud gestionó la pandemia, el presidente estadounidense, Donald Trump, dijo el martes que iba a "suspender [el envío] de las sumas destinadas a la OMS", a la que acusa de estar "muy centrada en China" pese a "estar financiada en gran parte por Estados Unidos".
- Baja la presión -
Europa, con 57.351 fallecidos, sigue siendo el epicentro de la pandemia, y espera con ansias la confirmación del retroceso anunciado este fin de semana en Italia y España.
Pese al alza de muertos, el número de nuevas hospitalizaciones decrece en varios países alimentando la esperanza de que el pico ya está siendo alcanzado.
"Seguimos en la fase ascendente, aunque se ralentiza un poco", dijo el director general de Sanidad de Francia, Jérôme Salomon.
En muchos hospitales europeos el número de nuevos ingresados está descendiendo lo que da un respiro a las unidades de cuidados intensivos, epicentro del combate contra la COVID-19.
Es el caso del gigantesco hospital barcelonés de Vall d'Hebron que ha tenido que destinar el 90% de sus recursos a los enfermos de coronavirus. Ahora la situación se estabiliza, con más equilibrio entre altas e ingresos, pero los médicos advierten de que "vienen una o dos semanas todavía muy críticas". Y es que la batalla de las unidades de cuidados intensivos "será larga", aseguran.
Después del anuncio de Austria y Noruega de que suavizarán las medidas de confinamiento, Portugal espera volver a la normalidad en mayo.
Mientras tanto, Japón decretó el estado de emergencia para Tokio y otras seis regiones del país frente a la reciente aceleración del número de casos de COVID-19 en el archipiélago.
Otros como Irán, que anunció un descenso de los contagios, abrió este martes el Parlamento por primera vez desde finales de febrero.
- Desempleo masivo -
El confinamiento frena el contagio de la COVID-19 pero hace estragos en la economía y en particular en el empleo. Unos 1.250 millones de trabajadores corren el riesgo de ser despedidos o de que les reduzcan el salario, anunció la Organización Internacional del Trabajo, que vaticinó que los trabajadores del mundo podrían perder 3,4 billones de dólares en ingresos este año por la pandemia.
La UE anunció más de 15.000 millones de euros para ayudar a los países más vulnerables en África, Oriente Medio, los Balcanes, países vecinos de la UE y algunos de América Latina y el Caribe.
Este miércoles, la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, presentará "orientaciones" también para salir coordinadamente del confinamiento.
En cuanto a una respuesta económica al coronavirus, este martes por la noche los ministros de Finanzas europeos no acababan de ponerse de acuerdo: los del norte se oponen a los del sur, que exigen un esfuerzo financiero sin precedentes compartiendo la deuda.
- Semana Santa en casa -
Mientras en Nueva York algunos templos servirán de hospitales de campaña, en la mayor parte de Europa y América Latina, permanecerán cerrados para Semana Santa y las procesiones que tantos fieles atraen han sido suspendidas.
En América Latina, cada país se organiza como puede para no dejar sin actos religiosos a los creyentes.
En Guayaquil, epicentro del coronavirus en Ecuador, en lugar de procesiones, la archidiócesis llevará al Cristo del Consuelo en un recorrido por helicóptero. En México habrá procesiones a puerta cerrada para luego retransmitirlas por televisión y en Cuba, el Partido Comunista permitirá por primera vez en 60 años de revolución la transmisión de ceremonias y ritos religiosos en los medios estatales.
Para la Pascua judía, Israel ha impuesto un cierre total de ciudades para frenar el coronavirus.
Y Guinea Ecuatorial anunció que expulsará a dos pastores brasileños que celebraron misas con sus congregaciones, que cuentan con miles de fieles, a pesar de las estrictas prohibiciones en vigor.