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Washington
El aumento de la violencia entre israelíes y palestinos ha desconcertado al gobierno de Joe Biden en sus primeros cuatro meses como presidente de Estados Unidos, cuando trata de elaborar una política hacia Oriente Medio que sea más duradera y justa que la de su predecesor.
Sus titubeos para meterse más de lleno en los esfuerzos para resolver el conflicto de decenios han creado un vacío de liderazgo que es exacerbado por la incertidumbre política en Israel y la Autoridad Palestina, cada uno de los cuales pide respaldo exterior y se ha mostrado descontento con la nueva determinación de Washington de mantener una posición intermedia.
Israelíes y palestinos han criticado el llamado del gobierno de Biden a ambas partes a dar un paso atrás luego de choques entre las fuerzas de seguridad de Israel y palestinos en el este de Jerusalén que han escalado a ataques con cohetes contra Israel desde la Franja de Gaza y ataques aéreos israelíes contra el territorio.
“El mensaje del Departamento de Estado norteamericano no es aceptable para mí”, dijo el embajador de Israel en Washington, Gilad Erdan, en Twitter. “Es imposible poner en el mismo mensaje declaraciones de líderes israelíes que llaman a la calma junto con instigadores y terroristas que lanzan misiles y cohetes”.
En el lado palestino, existe exasperación por el hecho de que Estados Unidos ha demorado una declaración del Consejo de Seguridad de la ONU que Washington considera demasiado desfavorable a Israel.
“La continua parálisis del Consejo de Seguridad sobre la situación en Palestina es inaceptable”, dijo el martes el embajador palestino en la ONU, Riyad Mansur. “La comunidad internacional, particularmente el Consejo de Seguridad, debe condenar todas las acciones ilegales de Israel”.
Partidarios de ambos lados dicen que el gobierno estadounidense parece estar manteniendo una estrategia interina que carece de coherencia y envía mensajes encontrados a las partes, ninguna de las cuales ha mostrado disposición a escuchar o ceder.
El gobierno de Biden rechaza esas críticas.
“No es que no hayamos priorizado esto”, dijo el martes el vocero del Departamento de Estado Ned Price tras describir brevemente una conversación telefónica entre el secretario de Estado Antony Blinken y su contraparte israelí. “Estados Unidos está haciendo lo que puede a sabiendas de que nuestra capacidad en ciertas situaciones va a ser limitada”.
El presidente Joe Biden ganó elogios iniciales, aunque moderados, de analistas del Levante cuando rechazó la posición flagrantemente a favor de Israel del gobierno de Donald Trump y restauró la ayuda y los contactos diplomáticos con los palestinos.
Pero Biden ha retenido elementos claves de las políticas de Trump, incluso varias que rompieron con posiciones establecidas de Estados Unidos sobre Jerusalén y la legitimidad de los asentamientos judíos que los palestinos consideran están prejuiciados contra ellos. El gobierno ha dicho que poco se lograría con cambios radicales inmediatos en la política hacia el conflicto.
Al mismo tiempo, los israelíes temen que incluso cambios sutiles a la línea dura de Trump hacia los palestinos y la determinación de Biden de reingresar al acuerdo nuclear con Irán representan una amenaza a su seguridad, incluso cuando Biden busca continuar los acuerdos de normalización entre árabes e israelíes de la era Trump.
“Las partes básicamente han sido condicionadas en los últimos cuatro años”, dijo el exnegociador estadounidense para el Oriente Medio Aaron David Miller, que ha trabajado con gobiernos republicanos y demócratas. Miller dice que “el azúcar de Trump para los israelíes y el vinagre para los palestinos han creado una serie de expectativas a las que esa administración no ha respondido”.
El gobierno de Biden no ha nombrado todavía a un embajador en Israel ni ha indicado si nombrará a un enviado especial para las negociaciones de paz. En contraste, uno de los primeros nombramientos de Trump fue de un embajador a Israel, anunciado más de un mes antes de su toma de posesión. Y el presidente Barack Obama escogió al exsenador George Mitchell como su enviado al Oriente Medio en su segundo día en la Casa Blanca.
“Me doy cuenta de que la administración ha restado prioridad a Oriente Medio y el asunto israelí-palestino, pero la falta de un embajador en Israel y un cónsul general en Jerusalén es un problema grave durante una crisis”, dijo Miller.
Algunos demócratas y progresistas han expresado también su exasperación.
“Estados Unidos debe llamar a un cese del fuego inmediato y al fin de la actividad ilegal y provocadora de asentamientos. Debemos además dedicarnos de nuevo a trabajar con israelíes y palestinos para terminar finalmente este conflicto”, dijo en una declaración el senador independiente Bernie Sanders.
Aunque el gobierno de Biden ha condenado categóricamente los ataques con cohetes de Hamas a Israel y ha respaldado el derecho absoluto de Israel a defenderse, se ha mostrado reacio a decir si los palestinos satisfacen su criterio para gozar del mismo derecho a la autodefensa. Además, no ha modificado una posición estadounidense establecida de que los palestinos no tienen derecho a llevar sus reclamos ante la Corte Penal Internacional porque no son un estado.
Esa contradicción, junto con lo que los palestinos consideran una respuesta débil a los desalojos por parte de Israel de familias palestinas en Jerusalén oriental, que fueron una causa de las tensiones actuales, han frustrado a aquellos que quieren un nuevo enfoque de Washington.
Ellos apuntan que el gobierno de Biden, por medio de una declaración de la Casa Blanca, ha dejado claro que piensa que “palestinos e israelíes merecen por igual libertad, seguridad, dignidad y prosperidad”.
“Aún estamos esperando ver niveles parejos de empatía”, dijo Zaha Hassan, académico visitante en el Carnegie Endowment for International Peace y autor principal de un reporte emitido el mes pasado y titulado “Rompiendo el Status Quo Israel-Palestina”. El gobierno de Biden “tiene que reconocer la necesidad de respetar los derechos de los palestinos”, afirmó.
Hassan y otros han llamado al gobierno de Biden a dejar de resistirse a los esfuerzos internacionales para presionar a Israel, como dejar de frenar una declaración del Consejo de Seguridad que condene la violencia. Aunque eso no le ganaría a Biden amigos en Israel, ”fortalecería la credibilidad de Estados Unidos en el mundo y obviamente con los palestinos”, dijo.