Desde el pasado martes periódicos del país y el resto del mundo resaltan que Rusia registró la primera vacuna contra el COVID-19.
Y es que desde la expansión de la pandemia del coronavirus las grandes potencias como: Estados Unidos, Rusia, Reino Unido, China y otros; han estado invirtiendo miles de millones de dólares en todas sus capacidades tecnológicas y de investigación para ser los primeros en patentizar, distribuir y comercializar a nivel global su vacuna.
Y es que la competencia de las grandes naciones parece más que una guerra por alcanzar la salud de la población, conseguir ser el primero que se coma el pastel por los innumerables intereses económicos que intervienen.
Porque con tan sólo la publicación de una vacuna por parte del presidente Vladimir Putin en Rusia, ya se comienza a generar cientos de millones de encargos de dosis de la vacuna; porque es de interés de todos los gobiernos el garantizar la salud de su población; que más que por ellos, porque asegura estabilidad macroeconómica, atrae los inversionistas y sobre todo le da un repunte al sector turístico y las garantías a todos los sectores productivos.
Por lo que no se van a escatimar esfuerzo y recursos económicos por parte de los países para ser también de los primeros en obtener la vacuna para distribución masiva en sus ciudadanos.
Lo que le generará grandes beneficios a los involucrados en la fabricación, como también les posicionará como líderes en avances tecnológicos y científicos en esta área profesional, por haber sido capaces de patentizar una vacuna en un tiempo récord.
Pero su aprobación y patentizacion para el uso de toda la población mundial no es tan simple y sencillo. En ese sentido la Organización Mundial de la Salud en su cuenta oficial publicó por medio de su portavoz Taik Jaserevie que: "el acelerar los procesos para la obtención de una vacuna puede significar un compromiso de seguridad para toda la humanidad"
Por lo que aún se necesitan más evidencias científicas, conocer al detalle el proceso de la obtención de esta vacuna, además de muchos más estudios que descarten procesos adversos en un futuro.
Pero lo cierto es que hay esperanzas, ya se puede vislumbrar una luz al final del túnel en medio de la pandemia; pronto saldremos de ella.
Por Javier Agustín