Pedro Esteva, de la red De Par en Par, asegura que a escala nacional hay mucho interés para que los egresados de los politécnicos estén mucho mejor formados. “Es un ganar-ganar importante”, dijo.
No obstante, reconoció que el esfuerzo de la formación técnico-profesional “no es conectar y escuchar música. Requiere de un acompañamiento muy bonito”.
Catherin Piña relató que hay un reto por la pandemia debido al tema de la virtualidad educativa y laboral. “Puede que se pierda un poco el sentir lo que se vive en una empresa, que es parte del aprendizaje también porque a veces son destrezas conductuales las que hay que trabajar”, indicó.
No obstante, Piña estima que cerca de un 33 % de los aprendizajes politécnicos podría lograrse a través de plataformas virtuales sin mayores problemas, excepto el proceso de las prácticas en las empresas que tienen los retos conductuales que mencionó.
Usa estrategias para no prolongar problemas
Pero ambos destacaron la importancia de potenciar la formación politécnica, incluso por encima de otras iniciativas laborales que se debaten a nivel legislativo. Con la Ley del Primer Empleo, por ejemplo, Esteva consideró que esa facilidad debería ser resuelta con más educación productiva, de manera que esa inversión que se destinará en políticas para la inserción laboral juvenil se utilice en mejorar la educación de los politécnicos.
“Con egresados de politécnicos no haría falta una medida de primer empleo”, manifestó el representante de De Par en Par.
Esteva dijo que se trata de “rescatar socialmente al desempleado” y Piña complementó que la idea “es resolver un problema para que no se prolongue”.
Una táctica que se aplica con miras a un alcance de largo aliento a través de la red De Par en Par es la participación en las revisiones de los títulos y currículos de las carreras técnico-profesionales junto al Ministerio de Educación.
Ya se adecuaron 53 currículos técnicos que arroparon a estudiantes que salieron el año pasado, informó Piña.
Los representantes de la red señalaron que había un desfase entre la descripción del título y la realidad del mercado laboral, de manera que la descripción del aprendizaje y de las destrezas no explicaban el verdadero perfil de los estudiantes que se graduaban de esos centros educativos.
Ahora, indicaron, hay una normativa que resulta mucho más clara y que está elaborada en una lenguaje más adaptado al de los recursos humanos y las empresas que contratan a esos estudiantes que provienen de politécnicos.
“Estamos en un país inmerso en un proceso de revisitar las formas en que definimos los programas”, dijo Piña.
Los representantes de la red De Par en Par explicaron que el proceso de las autoridades en la revisión de los currículos y títulos no se quedará en los estudios técnico-profesionales, sino que avanza también en todas las ramificaciones del sistema educativo superior para adecuar el esquema a la realidad de los tiempos que corren.
“Hay muchos títulos que responden ahora a necesidades que antes no existían”, manifestó Piña.
La educación y la empresa deben ser cercanas
Esteva agregó que debe haber una sinergia y cercanía entre la realidad del mundo educativo y la de la esfera laboral, y que esa es la única forma de cerrar la brecha entre esos dos mundos. El divorcio entre esos mundos está poniendo dificultades al acceso de los jóvenes al mercado laboral.
“Estamos dando herramientas a las personas para que sean líderes de su propio destino”, dijo Esteva sobre todo el proceso que está llevando a cabo la red De Par en Par con las mejoras en el acceso y calidad de las escuelas politécnicas, como una vía de salida laboral posible.
Hablemos de competitividad
Por años, la República Dominicana pudo mostrar unos dígitos de crecimiento económico sobresalientes en la región. Sin embargo, la evidente bonanza no pudo traducirse en una reducción significativa de la pobreza, ni en la creación suficiente de empleos con sueldos dignos.
La barrera... la competitividad. La falta de una mano de obra cualificada en los diferentes sectores. Era indispensable que se produjera una readecuación de los curriculum de las universidades pero también de los institutos politécnicos, esos en los que se aprenden artes y oficios.
La experiencia de don Pedro Esteva en IMCA y su alianza con el Politécnico Loyola abrió la puerta a una idea más compleja, más abarcadora. Una sinergia entre sector privado y sector educativo. Un trabajo conjunto para modernizar los estudios proporcionando a los alumnos el aprendizaje en tiempo real en ambiente real: en la empresa.
Más de cien empresas en todo el país en comunicación con los politécnicos del sistema educativo público.
Empresas dispuestas a contribuir con el aprendizaje y un ministerio de Educación abierto a actualizar su oferta de acuerdo a las necesidades que el futuro ya está indicando.
Los muchachos que se graduarán en unos pocos años ya trabajarán en oficios que todavía no existen “oficialmente” pero que las empresas ya necesitan. Son la diferencia entre ser competitivos o no. Entre tener la posibilidad de marcarse una carrera profesional con futuro o formarse en una serie de habilidades que pronto se demostrarán innecesarias.
Elegir la educación técnica no implica cerrarse la puerta a una formación universitaria. Es otro camino que países como Alemania tienen muy bien estructurado y que desde el Minerd también se contempla habilitando las certificaciones y vías adecuadas.
Esa red, es aplataforma tecnológica, creada por De Par en Par es ya una realidad. Una prueba de que las alianzas entre el sector público y privado son más necesarias que nunca en tiempos que corren... muy rápido.