La sonrisa es un regalo de Dios y por ende hay que aprender a darla, porque es la línea curva que todo lo puede enderezar.
La sonrisa refleja la belleza de cada persona, es la mejor puerta para revelar nuestros más nobles sentimientos y con ella podemos ayudar a los demás porque es estimulante, contribuye a combatir el enojo, es contagiosa, persuade, comunica, atrae, relaja, hechiza, enamora y crea empatía.
Nadie puede resistirse a la influencia de una sonrisa porque ella nos evoca al perdón, transmite alegría, seducción, calidez, aceptación, coquetería; es la mejor expresión de amor y felicidad.
Investigaciones científicas concluyen que la sonrisa altera positivamente la química cerebral regulando los impulsos eléctricos del corazón y con ello el tono muscular, favoreciendo al sistema inmunológico.
Existe una gran variedad de razones por las cuales hay que sonreír cada día. Como decía el poeta francés Larsem, "sonreír a la vida es como abrir las puertas al mundo y darte la oportunidad de iluminar a otros".
Sonría, sonría cuántas veces quiera, ya que en la sonrisa se utilizan 12 músculos, mientras que para el enojo o la ira se utilizan cerca de 43 y ello solo conlleva a un desequilibrio en todo el cuerpo. Sonría, pues con este sencillo gesto podemos cambiar el mundo y nos hacemos parte de los que han decidido marcar la diferencia.
Por Javier Agustín